El Ayuntamiento de Creixell ha logrado estos últimos días de octubre mejorar la recogida de basura de sus contenedores tras restablecer el control de los itinerarios de la concesionaria. Ahora, pero, el problema al que debe poner solución depende de la concienciación de sus vecinos.
El Ayuntamiento ha recopilado datos de los electrodomésticos, muebles, colchones y otros enseres que se dejan tirados al lado de los contenedores; y las cifras de los diez primeros meses del año son estratosféricas. La brigada municipal ha recogido de las calles de la localidad 6.220 kilos de colchones, más de 23 toneladas de voluminosos (electrodomésticos básicamente) y 48,7 toneladas de madera (muebles en su mayoría).
«Este incivismo debe acabar», asegura el alcalde Jordi Llopart. El Ayuntamiento tiene alquilados dos contenedores a la empresa concesionaria de la basura para poder ir apilando estos desechos. Y este servicio extra incrementa el precio de la recogida.
«El Ayuntamiento no puede ir a tirar este material a la deixalleria, que está pensada para usuarios físicos, no instituciones. Y no podemos dejar en la calle estos trastos. Lo que nos queda es recogerlos y rellenar estos contenedores, que la empresa concesionaria se encarga luego de eliminar y cobrarnos», explica.
Ante esta situación, Llopart pide que los vecinos hagan uso del servicio de recogida a domicilio que tiene el Ayuntamiento o que se acerquen a la deixallería que comparten con Roda de Berà para reciclar toda esta basura que no cabe en los contenedores.
El Ayuntamiento ya tiene en su ordenanza de civismo un apartado pensado para sancionar a estos incívicos. Y las multas van de los 600 a 3.000 euros en función de la gravedad. Llopart admite que hay expedientes sancionadores en trámite y que si se puede demostrar a quién pertenece el trasto abandonado en la vía pública, se actuará sin contemplaciones.