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Un hombre que se enfrentaba a doce años de prisión y a diez de libertad vigilada acusado de haber abusado sexualmente de durante años de su sobrina ha sido finalmente absuelto por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona. Para los magistrados, durante el juicio no quedaron probados los hechos que le imputaban.
La sentencia recoge que entre los años 2012 y 2016, la menor mantuvo una relación familiar estrecha con su tía y el marido de esta –ahora procesado–. La pequeña incluso llegó a pasar diversos periodos de tiempo y a pernoctar en las dos viviendas que tenía el acusado en la localidad de Cunit.
El 28 de marzo de 2017, el padre de la menor –ella contaba entonces con 15 años– compareció en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de El Vendrell. Manifestó que si hija le había explicado por teléfono haber sido víctima de diversas agresiones sexuales por parte de su tío. Los agentes contactaron con la madre de la adolescente y ambas se personaron en las dependencias policiales. La menor narró multitud de comportamientos de contenido sexual de los que, según dijo, había sido objeto por parte de su tío.
Pero según la Audiencia Provincial, no quedó acreditado que el acusado, en 2013, aprovechando la estancia de la menor en su casa, la violara en una de las habitaciones de la vivienda. Tampoco que entre los años 2013 y 2016 hubiera mantenido relaciones sexuales de diferentes tipos con ella. Ni que en verano de 2015 el acusado cogiera un consolador de la habitación de su pareja y que lo utilizara con la pequeña.
A los magistrados les llamó la atención que cuando la menor llamó a su padre, este oyó como una amiga de su hija le instaba a que lo contara todo. Pero esta amiga no fue propuesta como testigo, «la cual podía haber arrojado luz sobre lo que (...) le había contado». También apuntaron que durante la vista oral se pusieron de manifiesto por la defensa algunas contradicciones de la menor respecto a lo que había declarado inicialmente.
A la Sala también le extrañó que si los abusos sexuales duraron cuatro o cinco años, ella mantuviera con su tío «mensajes cariñosos pero no sexuales». También resulta «difícilmente entendible» que una menor de edad que sufre abusos sexuales «no tenga reparos en acudir al lugar donde los mismos presuntamente se han cometido, aun cuando sea para visitar a sus primas (hijas del acusado)».
El acusado negó los hechos y sugirió que quizás su sobrina se había movido por conflictos interpersonales surgidos con su hija –prima de la denunciante-.
