Calafell, pionero en la detección precoz de trastorno alimenticio en menores

Pediatras y enfermeras trabajaron para elaborar un protocolo de actuación desde la atención primaria

29 diciembre 2017 17:16 | Actualizado a 29 diciembre 2017 17:23
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El detonante fue el caso de una joven a la que se dio una espera de tres meses para una consulta especializada. La joven sufría severas consecuencias de un trastorno alimentario.

Cinco enfermeras y dos pediatras del Área Básica de Salud (ABS) de Calafell decidieron actuar para que desde los centros de primaria se diese una respuesta. Porque «desde la primaria disponemos de herramientas para detectar antes que nadie una problemática relacionada con la alimentación de los niños», explica la enfermera Gisela Garcia.

Protocolo
El equipo del ABS comenzó a redactar un protocolo para  detectar de forma precoz esos trastornos alimentarios en menores.  El trabajo ha sido reconocido en el Congreso de la Associació Catalana d’Infermeria Pediàtrica.   El protocolo elaborado por el equipo del ABS de Calafell servirá de guía para los centros de la Xarxa Sanitària de Santa Tecla. 

El primero
Comenzó hace cuatro años cuando los profesionales de Calafell detectaron un incremento de trastornos alimentarios en niños de entre 7 y 14 años. En aquel momento el único recurso era la derivación hacia un especialista.  El protocolo es el primero de diagnostico precoz y de seguimiento en la atención primaria. 

La pediatra Carmen Arteaga explica que la situación comenzó cuando detectaron problemas de déficit alimentarios que pueden desencadenar anemia, disminución de hierro y calcio, bajadas de azúcar o la retirada de la regla en las mujeres.

La doctora relata como llamaba la atención que la situación era en niños y niñas y cada vez de menor edad por causas psicológicas y no por cuestiones socioeconómicas familiares.

La escuela
Las familias acuden en primer momento al consultorio a través del programa Salut i Escola que impulsa la Generalitat. 

Sílvia López, responsable del programa, señala que gracias a los contactos con las escuelas, se detectan problemas con la alimentación. Destaca así la importancia de la coordinación para llegar a evitar los ingresos.

Evitar el ingreso
La enfermera Míriam Raventós explica que cuando un menor llegaba a la consulta especializada  en la mayoría de casos debía ser ingresado. «Debíamos trabajar en la detección precoz para evitar que los casos llegasen tan avanzados».

Los trastornos de alimentación en la población infantil y juvenil afectan a unas 28.000 personas al año en Catalunya. Son situaciones de anorexia y bulimia nerviosa o del comedor compulsivo.

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