‘Cenotafios’ o las paradojas del lenguaje

El cambrilense Germán García Martorell habla sobre su poemario, con el que se alzó con el XVI Premio Nacional de Poesía Jove Félix Grande, obra en la que plasma la conflictividad de la palabra

30 abril 2020 16:25 | Actualizado a 30 abril 2020 16:43
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«Cenotafio es una palabra que viene del griego y hace referencia a esas tumbas vacías que son casi unos símbolos. Es un lugar en el que se enterró a una persona, después por razones de la vida se la tuvo que desenterrar y llevarla a otro sitio. Y esta primera tumba permanece normalmente como un lugar de culto. Ocurre con Walter Benjamin o José Zorrilla».

Estas palabras del cambrilense Germán García Martorell hacen alusión a su obra homónima, Cenotafios, con la que en febrero pasado se alzaba con el XVI Premio Nacional de Poesía Jove Félix Grande convocado por la madrileña Universidad Popular José Ferro de San Sebastián de los Reyes. 

«Considero que la palabra poética es muy parecida a esa tumba, ya que detrás de sí muchas veces no tiene la significación usual que nosotros le damos, sino que va mucho más allá. No se encuentra lo que se podría esperar», señala.

«Un libro unitario, valiente y arriesgado». Estos fueron los adjetivos que utilizaron los miembros del jurado -los poetas Luis Alberto de Cuenca, Juan Carlos Mestre e Ignacio Elguero-, al notificar el garlardón.

«Unitario por la propia estructura del libro; valiente por el intento de romper ciertos esquemas y arriesgado porque todo mi texto se construye como un conjunto de citas, como una especie de Frankenstein de otros autores» intuye Germán, quien añade que «es un orgullo poder oír a Juan Carlos Mestre decir algo así del poemario y lo valoro muchísimo».

‘Frankenstein’
«El texto se construye como un conjunto de citas de otros autores, de eslóganes publicitarios, de lenguaje que introduzco dentro del corpus poético y se funde con los versos».

El origen de Cenotafios se encuentra en el traslado de este periodista a Barcelona para estudiar la antigua carrera de Teoría de la literatura y Literatura comparada. «Nos dimos cuenta de que en la Universidad faltaba un espacio donde los estudiantes pudieran leer sus textos y analizarlos. Entonces fundamos la asociación literaria El cercle d’escriptura i crítica, con el objetivo de reunirnos para analizar textos, siempre de creación propia. Fue en ese momento cuando empecé a plantearme un proyecto poético», cuenta Germán. Un creador al que no le es ajeno el género, con un padre poeta y quien creció rodeado de versos. 

«Concibo que muchas veces la escritura aparece por sí misma y un poema te pide que se reescriba, te pide cambios, te pide muchas cosas», dice Germán. Pese a todo, huye de la palabra poeta. «Lo que yo hago es escribir», sostiene.  

Pero, ¿de qué trata Cenotafios? «Una de mis inquietudes es el lenguaje», reconoce. «En el momento de escribir, de relacionarte con el mundo, solo lo puedes hacer a partir de una vía ancestral, que es el lenguaje. Este nos ofrece todas las posibilidades, nos permite comunicarnos, nos permite expresar el mundo. Pero al mismo tiempo, también nos ofrece muchas  dificultades. Es gracias al lenguaje que existe la incomprensibilidad, la posibilidad de no comprender el mundo. Creo que la poesía en ese sentido es un género literario privilegiado para mostrar esa conflictividad que existe en cómo vemos el mundo, en cómo nos lo representamos y cómo lo explicamos. Esta conflictividad es lo que quería plasmar», reflexiona Germán.

Y lo hace con la intertextualidad. «La literatura se construye a partir de toda una serie de tradiciones literarias que queramos o no están ahí. Todo mi texto se construye como un conjunto de citas de otros autores, de eslóganes publicitarios, de lenguaje que a mí me ha ido rodeando y que introduzco dentro del corpus poético y se funde con los versos, con el discurso», manifiesta Germán. 

Cenotafios tenía que haberse publicado el pasado 19 de marzo pero como todo, permanece confinado, ansiando ver la luz.

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