De cuando Cunit buscaba tabaco en el mar

Este sábado se celebra la feria que recuerda cuando la localidad era el principal punto de entrada de contrabando

17 mayo 2018 18:38 | Actualizado a 17 mayo 2018 19:19
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Todos los vecinos sabían los días que había desembarco en Cunit. Desde los que esperarían en la playa a los que entrarían al mar a recoger los fardos. Estaban los que vigilaban los caminos, pero también el alcalde y hasta el cura sabían de la llegada de los barcos.

Era en las noches más oscuras y sin luna. El párroco subía al campanario desde el que se divisaba toda la costa, entonces una zona de campos donde crecían unos melones que eran muy apreciados en los mercados de Barcelona.

Cuando el párroco anunciaba vía libre, comenzaba un despliegue de vecinos de una localidad que entonces tenía 300 habitantes. Principalmente dedicados a la agricultura, pero la tierra daba poco y la acabada Guerra Civil había dejado muchas penurias.

El contrabando de tabaco era una gran ayuda desde finales de la década de los 60. La tierra daba unas 10 pesetas al día. Una noche de descarga de tabaco aportaba a las familias entre 1.000 y 2.000 pesetas, según la función que tenían en la recogida de la carga.


En la oscuridad de la noche, los vecinos esperaban el paso de los barcos procedentes de Mallorca y Gibraltar. Tabacalera Española tenía el monopolio y el tabaco americano llegaba con cuentagotas.  Las localidades costeras poco pobladas cerca de Barcelona eran ideales para que los barcos se acercasen a la costa y lanzasen los paquetes al mar.

Unos hombres los recogían y los llevaban a la playa. Otros los transportaban hasta los camiones que esperaban en la carretera. Quienes participaban en el operativo iban atados con cuerdas para no perderse en la oscuridad.

Era la negrura total porque hasta el semáforo de la cercana vía del tren se tapaba con un trapo para evitar sombras. Debía ser una operación rápida no fuese que alguien diese la alerta de que la señal no funcionaba.

Muchas veces con la tranquilidad de que no habría vigilancia a cambio de una cantidad de dinero por cada fardo que se descargaba de las barcas. Menos aquella noche que llegaron guardias civiles de Vilanova y acabaron detiendo a sus compañeros que encarcelaron en la prisión de Montjuic.


Tras el desembarco, el pastor llevaba a su rebaño de ovejas a la zona para tapar las huellas en la playa. Y los carros pasaban una y otra vez por los caminos de tierra donde horas antes habían entrado los camiones.

Antes del traslado a Barcelona, el tabaco permanecía en bodegas de las casas. Cuando se hacía el transporte era por la carretera del Ordal ya que estaba menos vigilada que la de la costa.

Cunit fue un enclave estratégico. Pero también Calafell, donde  la red de contrabando estaba centrada entorno a la masía de la Casa Vella. Nada hubiese sido posible sin el conocimiento de la Guardia Civil y del párroco Jaume  Tobella, como señala el historiador local Joan Santacana.

La tradición agrícola ya desaparecida en Cunit, así como esa época del contrabando sirven de base a Cuit para la feria que se celebra este sábado. Durante todo el día habrá un mercado de artesanía y habrá actividades para todos los públicos. Los locales del municipio también han preparado una ruta de tapas que se alargará durante todo el día.

Durante la feria se mostrarán los documentales sobre la historia de la agricultura en el municipio y el que se grabó hace unos años sobre el contrabando. En este participaron vecinos de la localidad na la playa y la zona de las descargas. El pase de los documentales será a las 12.00 en el Casal Municipal.

Mira el trailer del vídeo:

 

Comentarios
Multimedia Diari