Denuncian que okupas se instalan en un bloque en pleno centro de Salou

Los vecinos de la finca se muestran indignados y señalan que también han constatado tráfico de estupefacientes

16 junio 2020 17:30 | Actualizado a 18 junio 2020 09:23
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La inquietud y el nerviosismo se ha apoderado de varios ciudadanos propietarios de apartamentos en Salou, al conocer los detalles de que un grupo de okupas están viviendo e «incluso consumiendo droga» en un bloque de pisos en plena calle principal de Salou. Los residentes de la finca, el edificio Molins II en el número 28 de la calle Barcelona, están molestos, enfadados y muy preocupados por la situación.

Víctor Javier Rubio es uno de ellos. En los últimos días ha decidido poner una puerta acorazada porque entiende que si no lo hace «se me volverán a colar dentro y tendré nuevamente problemas para echarlos».

Lo dice desde la experiencia vivida en sus propias carnes. «Los propietarios del 28 de la calle Barcelona estamos en un estado de abandono por parte de tantas instituciones publicas, que no se hacen cargo de ayudarnos en desocupar un piso franco en el cual se venden drogas de noche y día, habiendo en la finca niños, mujeres y personas mayores».

Algunos de sus vecinos refuerzan esa idea de irritación al asegurar que «vivimos rodeados de okupas. De alguna manera, estamos presos en nuestras propias casas». Incluso hay quien señala que «no se trata de racismo, pero en muchos casos son gente de color».

Reokupado dos veces

Las quejas vecinales dejan situaciones tan rocambolescas como que en e mismo rellano haya cuatro pisos okupados de los siete existentes o que, incluso, se vean obligados a salir de un piso para acabar okupando otro en a misma planta. « Se dedican a amenazar a los vecinos», asegura Víctor, quien incide en la insalubridad que aportan al inmueble quienes han tomado los «pisos como si fueran suyos. Están traficando con droga, fuman marihuana, les veas calentando las cucharas...».

En su caso, que vive en el 5º 5ª, «a mí ya me han entrado dos veces». De ahí que haya decidido finalmente por poner una puerta reforzada, intentando dificultar la entrada de okupas. Él no vive habitualmente allí y actualmente está trabajando en Girona, pero es su segunda residencia y está como loco cuando puede acudir a Salou para tratar de disfrutar de sus días de fiesta.

«Si te digo la verdad, creo que no me importaría tanto o no me importaría si fuera gente normal la que okupara la vivienda por extrema necesidad. Pero es que ese no es el caso», afirma y recuerda que «me okuparon el piso el mes pasado. Gracias al trabajo de los Mossos d’Esquadra logramos que se marcharan. De ahí que me haya decidido por poner esta puerta acorazada».

El inmueble lleva sufriendo esta situación desde hace varios años. «Hace 3 o 4 años que tenemos okupas», relatan los vecinos. Pero la okupación no sólo afecta a particulares, sino que también lo hace sobre apartamentos propiedad de bancos. «Sabemos que hay un piso okupado que pertenece a Cajamadrid (ahora Bankia) o Solvia (Banco de Sabadell). Pero no entendemos que una entidad financiera no haga nada por tener el piso libre y vacío para poder ponerlo a la venta. Además, esa situación acaba repercutiendo en todos los demás vecinos de la finca», dicen.

Miedo a salir

«Hay gente que tiene miedo a salir de casa», reiteran los vecinos y añaden que es normal encontrarse en su camino a la calle con cristales rotos, botones del ascensor arrancados o escupitajos.

«Claro que hay temor. Hacerles frente no sabes cómo puede llegar a acabar. Además, cuando logras sacarlos de un piso luego te los encuentras entrando en otro». Ante esta situación, los vecinos ya han formulado varias denuncias en reiteradas ocasiones ante los Mossos.

«Hemos intentado pedir ayuda, pero no hemos encontrado ningún apoyo al respecto», señalan y se preguntan «qué es lo que tiene que pasar para que alguien tome cartas en el asunto».

También se dirigen a los políticos para que tomen conciencia de ello. «Sabemos que ya es un tópico pero queremos decir que pagamos nuestros impuestos y a cambio no recibimos la seguridad y los servicios que deberían darnos como ciudadanos honrados», se lamentan.

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