El Cós Blanc, un sentimiento de pueblo

En 1981 un grupo de unos 12 jóvenes del municipio de entre 18 y 20 años decidieron celebrar la Festa Major. Fue en la época donde Salou ya había reivindicado su segregación de Vila-seca y querían recuperar aquellas fiestas de invierno que hacía muchos años que se habían perdido

30 enero 2020 09:30 | Actualizado a 30 enero 2020 10:36
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El Cós Blanc de Salou celebra este sábado 40 años. A lo largo de estas décadas la fiesta ha ido creciendo hasta convertirse en una de las fechas más señaladas del calendario salouense. Sus impulsores recuerdan con nostalgia esos años intensos en los que empezó todo con algunos recuerdos difuminados por el paso del tiempo pero, pero lo que sí que tienen claro es que esta fiesta generó un gran sentimiento de pueblo.

En 1981 un grupo de unos 12 jóvenes del municipio de entre 18 y 20 años decidieron celebrar la Festa Major. Fue en la época donde Salou ya había reivindicado su segregación de Vila-seca y querían recuperar aquellas fiestas de invierno que hacía muchos años que se habían perdido. «Ya que Vila-seca celebraba las fiestas para Sant Antoni nosotros dijimos de hacerlas la semana después. Establecimos hacerla el primer fin de semana de febrero», recuerda uno de sus impulsores, Jesús Barragán, una decisión que tomaron en la primera reunión que hicieron en el Casal, la actual Llar de Jubilats de Salou.

A partir de ahí crearon la Comissió de Festes. El primer año hicieron tres carrozas sobre la plataforma de un tractor y los participantes y los niños iban disfrazados y posteriormente celebraron una fiesta en el Casal. «Tuvo mucho éxito y eso nos animó a seguir», explica Barragán. El segundo año ya fueron a hablar con el alcalde de Vila-seca Joan Clavé para que el consistorio colaborase a hacer una fiesta mejor.

Durante esos primeros años iban a los comercios a pedir colaboración económica y les presionaban para que no abrieran durante las fiestas. Para aquellos que no les daban dinero, tenían una diana floreada y les iban a tirar petardos en sus puertas a las siete de la mañana, recuerda Maria Mercè Ginovart, una de las dos únicas chicas que formaban parte de la Comissió de Festes.

El segundo año decidieron celebrar el baile en una sala del Hotel Jaume I ya que el Casal se les había quedado pequeño. Y también fue todo un éxito. Ese grupo de jóvenes se encargaba de absolutamente todo: desde llevar la barra hasta contratar los grupos y las orquestas. Durante las fiestas pasaban días sin dormir y acababan prácticamente sin voz.

A partir de ahí todo el pueblo empezó a hacer sus carrozas: «De una fiesta que empezó de la nada, por el apoyo de la gente y porque también la colla que éramos demostramos que lo podíamos tirar hacia delante. Lo que sí es cierto es que la gente del pueblo se volcó. Salou en aquél tiempo era muy diferente, éramos 6.000 personas», explica Josep M. Ors.

Miles de recortes de diarios

Fue en el tercer año cuando empezaron a tirar recortes de papeles de diarios desde los tejados y terrazas de los edificios durante el desfile de carrozas. Pasaban meses preparándolos. La gente del pueblo les guardaba revistas y periódicos para ello. La imprenta de Salou se los recortaba a tiras y después los cortaban a cuadros con destrales, recuerdan entre risas, aunque alguno de ellos había tenido algún pequeño accidente.

Según Eduard Pascual, la idea de tirar papeles desde los tejados como si fuera confeti, vino de la celebración que hicieron en Chicago en 1969 cuando volvió la primera expedición de astronautas que llegó a la luna. Ese día fueron recibidos con kilos y kilos de confeti y serpentinas que volaban desde el aire.

En Salou preparaban sacos de 5x5 metros llenos de recortes de diarios y algunos con hasta 2.000 globos. «Nos ayudaban a hincharlos los niños a cambio de tíquets por refrescos», dice Joan Alcové. Fue en 1983 que la fiesta pasó a llamarse Cós Blanc.

Más adelante la asociación de Platgers les regaló 12 capgrossos y algunas de las collas habían pagado parte de los gegants, «la gente confiaba en nosotros», asegura Pascual. Tanto fue el apoyo que su lema se convirtió en «Amb el suport de tot un poble».

Recuerdan que se discutían mucho porque eran muy exigentes pero el resultado y los momentos vividos lo compensaban. Cada uno tenía su momento preferido o algún recuerdo especial. Para Josep M Ors lo mejor eran las reuniones de noche las semanas antes de la fiesta y cuando repartían las pancartas y los carteles por el pueblo.

Pascual recuerda un baile del domingo de Festa Major en qué todos los de la Comissió se pusieron a bailar encima de la barra bailando: «La gente de culo a la orquesta y de cara a nosotros aplaudiéndonos», explica riéndose. Carles Arina era el más pequeño de la Comissió de Festes. Cuando entró tenía 14 años y lo vivió con mucha intensidad «fue una experiencia muy bonita», asegura. Fue su padre quien posteriormente ideó una máquina para cortar los papeles de diarios.

Maria Mercè recuerda como el mejor momento, la guerra de confeti que se producía por las calles: «Aquello era la alegría de la fiesta. Todo el mundo esperaba el Cós Blanc por la guerra de papel».

Cada año la fiesta iba haciéndose grande. Decidieron poner altavoces, luces, speaker…hasta que creció tanto que desde la Comissió de Festes ya no podían con todo. Fue en 1994 cuando la traspasaron al Ayuntamiento. Y desde entonces crearon la Colla Gastronòmica en la que algunos aún participan a día de hoy. Las mujeres, por su parte crearon la Colla Gresca. Para muchos organizar el Cós Blanc fue mucho más: «Yo entré en la Comissió de Festes soltero y salí casado con dos hijos (...) ver que la fiesta se sigue haciendo a día de hoy nos hace mucha ilusión» dice Pascual.

25 toneladas de confeti

Salou ya lo tiene todo listo para la celebración del Cós Blanc este sábado 1 de febrero. Mañana y tarde, 29 carrozas saldrán por las calles de la ciudad.

Por la mañana, habrá el desfile de lucimiento, con el concurso para elegir el mejor disfraz, la mejor carretela, y la mejor coreografía. Por la tarde, se podrá disfrutar del famoso espectáculo de luces, sonido y color, en la calle Ciutat de Reus, Vía Roma y la calle Barcelona. Durante el desfile, los 20 cañones instalados en la calle Ciutat de Reus lanzarán unas 25 toneladas de confeti. Se espera la asistencia de unas 30.000 personas.

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