El Vendrell, al rescate del mejor tramo de Vía Augusta en Catalunya

Coloca paneles informativos, pero el trazado está muy descuidado y amenazado

25 enero 2018 10:43 | Actualizado a 25 enero 2018 11:17
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La Vía Augusta en El Vendrell conserva 1,4 kilómetros con anchuras de entre 2,9 y 8,3 metros. Algunos tramos de hasta 20 metros de largo tienen el pavimento original romano de cantos de piedra.

Pero está en mal estado. Para poner la atención hacia ese camino histórico, conocido como Camí Ral desde la Edad Media, el Ayuntamiento ha desbrozado tramos y colocado en su trazado 8 paneles que explican la historia de la que fue principal vía de comunicación durante siglos.

Los plafones indican cómo eran construidos estos caminos en la época romana, los cultivos que se extendían en su entorno, la importancia de las rutas o los miliarios de piedra para marcar las distancias.

Esas señales deben servir para potenciar un trazado muy usado por caminadores y ciclistas. La concejal de Cultura, Eva Serramià, explica que también debería servir para concienciar de su importancia y evitar el vandalismo.

El tramo de la Vía Augusta de El Vendrell es entre la zona de Bulevards y la urbanización de Torreblanca. La Comissió de Patrimoni del Vendrell ya pidió una intervención para frenar la degradación para su potenciación.

Además de por el vandalismo, el trazado también tiene una parte amenazado por un plan parcial urbanístico. En este sentido Eva Serramià señala que es un elemento protegido y «Urbanisme de la Generalitat sabe que no se puede afectar. Patrimoni destaca que es una de las vías a proteger».

Pero en su día arqueólogos denunciaron que las obras de la urbanización Els Bulevards destruyeron más de 100 metros de camino. También el desvío de los pluviales del Tancat y Mas d’en Gual, que desembocan en el camino, han dañado a la estructura.

Sobre una futura urbanización, el concejal de Urbanismo, Josep Mercadé explicó que el plan parcial propone que el camino «quede integrado en una zona verde. Sin embargo, los historiadores alertan que en uno de sus puntos quedaría seccionado por una de las calles de la urbanización.

El Institut d’Estudis Penedesencs llevó ante el Síndic de Greuges el estado del camino. La respuesta fue que que la protección del patrimonio «es una de las obligaciones fundamentales» de la administración local. Y que «son los municipios los competentes para establecer instrumentos de protección de bienes que son de interés local».

Añade el Síndic que no caben excusas económicas y que deben buscarse colaboraciones entre administraciones «para dar cumplimiento a la obligación de proteger y conservar los bienes inmuebles de interés local».

Además de los paneles informativos, el objetivo es hacer visitas guidas para que al conocerlo, los vecinos lo sientan como un patrimonio a proteger.

La Vía Augusta accedía a El Vendrell por la calle Camí Ral, Cristina Baixa, cruzando la riera de La Bisbal hasta la plaza Vella. De allí trazaría dirección norte hacía el camino del Tomoví y Bellvei. Pero sólo queda el tramo en el que ahora se ha actuado.A principios del XIX la vía perdió su uso ancestral por la construcción de N-340 y pasó ser camino de uso exclusivo para los payeses y pastores.

El investigador Federico Pallíen identificó destacó en 1985 al tramo de El Vendrell como el «más largo y mejor conservado de toda Catalunya». También el  catedrático de Historia de la Universitat de Barcelona Joan Santacana señala que ese tramo es «único ya que no hay ningún otro fragmento tan bien conservado en su integridad», y lo define como «patrimonio insustituible». De hecho El camino está protegido por la Carta Internacional del patrimonio.

Hace dos años, grupos de voluntarios realizaron una acción, coordinada por el Institut d’Estudis Penedesencs, para reconstruir los márgenes de piedra seca que delimitan el trazado. Esos márgenes son también un elemento patrimonial protegido.

Como singularidad destaca que en la confluencia entre el camino de la Vía Augusta y el que conduce a la torre medieval de El Vendrell había un miliario (marca los 1.000 pasos romanos, unos 1.490 metros entre dos puntos) y que era una roca tallada de dos metros de altura. En ella hay la inscripción de una M.

El propietario del terreno, lo trasladó en la década de 1960 a La Bisbal, donde se exhibe en una plaza. Con la recuperación del camino podría reclamarse el retorno del miliario para su ubicación original.
 

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