El acusado de matar a una joven en Salou dice que solo practicaba 'sexo fuerte y sádico' con ella

El procesado asegura que lo hizo de forma consentida y que entró en "shock" cuando vio que estaba muerta

27 noviembre 2017 19:47 | Actualizado a 28 noviembre 2017 13:40
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El acusado de matar a una joven en un piso de Salou en agosto de 2016, Claudio Augusto Santana, ha reconocido este lunes que le apretó el cuello en el marco de una práctica sexual -la hipoxifília, que se lleva a cabo por obtener placer mediante la asfíxia-, pero negó que le quisiera hacer daño. Durante su declaración en el juicio que se celebra en la Audiencia de Tarragona, el hombre relató que pagó 450 euros a la víctima, una vecina de Lleida de 28 años que ejercía temporalmente la prostitución, para pasar la noche juntos. Según explicó al jurado popular, estuvieron consumiendo cocaína y alcohol, y practicaron "sexo fuerte y sádico" de manera consentida durante varias horas. En un momento de la madrugada, ha asegurado que cogió la joven por el cuello mientras ella estaba "a cuatro patas" y con las manos atadas a la espalda con una camisa, hasta que la chica "paró". De entrada, lo atribuyó a los efectos de las drogas, pero más tarde notó que estaba "fría" y entró "en shock". El acusado ha reconocido que todo esto ocurría mientras su hijo, de tan sólo nueve meses de edad, se encontraba en otra habitación del domicilio.

Santana, de 35 años y origen brasileño, explicó que la tarde del 23 de agosto de 2016 pidió a un amigo que le consiguiera droga y una prostituta. Según él, le compró una docena de gramos de cocaína por los que pagó 370 euros y, tras negociar el precio con ella, Sara M.S. aceptó 450 euros para pasar la noche con él. "Estuvimos bien. Es una mentira extrema que le hubiera hecho daño, porque nunca he hecho daño a nadie en mi vida ", ha afirmado en su declaración.

Casi entre llantos, el hombre relató que estaban practicando "sexo fuerte" cuando le apretó el cuello "en un sentido sexual y no para hacerle daño". Tras darse cuenta de que la chica había muerto, ha afirmado que "no sabía qué hacer" y que consumió el último gramo y medio de cocaína que les había sobrado.

En las horas posteriores, negó que manipulara la escena del crimen. "Si fuera un asesino no estaría aquí y no hubiera dejado pruebas", le espetó. Más tarde, explicó que llamó a su mujer -que se encontraba en Francia- y la canguro, a quien le dejó a su hijo para ir a comisaría durante la tarde. "Estaba drogado y alcoholizado", lamentó.

El acusado ha señalado también que tenía la percepción de que Sara "ya venía drogada" cuando llegó a su piso y, al ser preguntado por el hecho de si el sexo "sádico" era consentido, espetó que "no hizo falta hablar- porque ocurrió así ". Sobre la técnica de la hipoxifília, sentenció que "a muchos hombres y mujeres les gusta que los asfixien para tener más placer".

El procesado ha reconocido que, en varios momentos de la noche, la chica practicó sexo con las manos atadas a la espalda con una prenda -una camisa de él-. "Estaba atada como una fantasía, pero se podía soltar las manos sola", ha defendido, al tiempo que ha mantenido que todas las prácticas sexuales fueron consentidas.

La vista continuará este martes en la Audiencia de Tarragona con la declaración de más testigos. La fiscalía solicita una pena de 15 años de prisión por homicidio con abuso de superioridad; la acusación particular, de 20 años de prisión por asesinato con alevosía y, la defensa, la libre absolución.

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