El bar musical NOSE de Torredembarra, obligado a cerrar durante todo un año

Los vecinos de este conocido local llevaban años denunciando los elevados niveles de sonido de madrugada y el incumplimiento de la normativa horaria de forma reiterada

25 agosto 2021 17:50 | Actualizado a 26 agosto 2021 05:58
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Tras varios años de frente abierto entre el pub NOSE de Torredembarra y los vecinos de la calle Montmell la justicia ha acabado sancionando al propietario del local, Silvestre Morros, con el cierre del establecimiento durante 12 meses. Concretamente, permanecerá con la persiana bajada hasta el 12 de marzo del 2022, fecha en la que se cumplirá un año desde que se notificó la resolución al propietario.

El NOSE es el bar musical con sala de baile y terraza referencia en la localidad costera desde su apertura, hace ya 38 años. En el momento de su construcción, el propietario decidió situarlo en dicha zona puesto que «no había vecinos alrededor y en algunos de los terrenos cercanos no se podía edificar, por lo tanto no habría quejas de los vecinos por el ruido». Años después, esos terrenos calificados como zona de equipamiento fueron recatalogados y posteriormente edificados. Fue entonces cuando empezaron a llegar las primeras denuncias. «Ya sabemos que este tipo de locales nadie los quiere cerca, pero cuando ya hace años que estás y vienen vecinos, ya saben dónde van», asegura Morros.

«Se pudo edificar, con la mala suerte de que uno de los promotores que edificó allí es Josep María Guasch, actual concejal de Urbanisme, Hisenda i Comerç en el Ajuntament de Torredembarra», prosigue. A partir de 2013-2014 se empezaron a vender los apartamientos «diciendo que habría que cerrar el NOSE», según han asegurado vecinos de la zona al propietario del bar musical.

En 2015 Guasch entró en el Ajuntament y «las visitas de la Policia Local de Torredembarra en el pub fueron habituales», añade Morros. En este momento «empezó una persecución contra el NOSE que ha durado hasta conseguir el cierre», añade.

Cuando el local abrió lo hizo «con licencia de bar, pero a día de hoy tengo licencia de sala de baile», explica. Este tipo de licencia permite, según la normativa de la Generalitat de Catalunya, cerrar a las 5h de la mañana y, en algunos días en concreto, a las 6h. Eso sí, en junio de 2017 entró en vigor la ordenanza reguladora de las autorizaciones y funcionamiento de las terrazas, instaladas tanto en espacios públicos como privados, en el cual se ordena que estas deben cerrarse a las 2:30.

Desde el Ajuntament aseguran que en su momento «se notificó al propietario del local los horarios de cierre diferenciados para el interior y el exterior».

Denuncias de los vecinos

Al no cumplirse la normativa y sobrepasar los límites de sonido hasta altas horas de la madrugada, las denuncias fueron aumentando. La gran mayoría procedían de dos comunidades de vecinos de la zona: Sagrià y Spai.

«Compramos este piso totalmente convencidos de que era una zona residencial muy tranquila y bien situada en Torredembarra», explica Leonard Rodríguez, vecino de la comunidad de Sagrià y actual presidente.

A diferencia de la comunidad de vecinos Spai, situada en una de esas zonas de equipamiento recodificada y posteriormente edificada, los vecinos de Sagrià llevan años conviviendo con el local y aseguran que «se ha llegado a extremos inimaginables».

Al principio fueron tres las comunidades de vecinos dispuestas a denunciar. Finalmente, solo las dos mencionadas unen fuerzas en este proceso.

Dado que el problema ha ido en aumento a lo largo de estos últimos años, los vecinos se vieron obligados a tomar medidas legales al considerar que «el propietario del local ha antepuesto siempre de forma inhumana su beneficio económico al de la salud de los vecinos».

De hecho varios afectados optaron por mudarse, realizar estancias más breves en sus viviendas o incluso «han acabado necesitando medicación para poder conciliar el sueño».

Con motivo de estas quejas vecinales reiteradas y de un expediente abierto por el Síndic de Greuges se efectuaron las actuaciones administrativas correspondientes: presencia policial a requerimiento de los vecinos, inspecciones e informes técnicos, etc. Todo dentro de un marco de un «expediente complejo en el cual se ha velado para dar seguridad jurídica tanto a la acción inspectora como al desarrollo de la actividad del local en cuestión», aseguran desde el Ajuntament.

Desde el consistorio recuerdan que «quien tiene la competencia sancionadora sobre este tipo de actividades y resuelve el expediente es el departamento de Jocs i Espectacles de la Generalitat».

Según el propietario del NOSE, la medida actual es «totalmente injusta y desmesurada» y llega teniéndolo todo preparado para abrir tras un cerrado por la pandemia».

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