El juicio a los terroristas del 17-A, visto para sentencia

El tribunal tendrá que determinar ahora el grado de responsabilidad de los tres acusados en los ataques terroristas

17 febrero 2021 11:33 | Actualizado a 17 febrero 2021 12:10
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El juicio de los atentados del 17 y 18 de agosto del 2017 en Barcelona y Cambrils ha quedado visto para sentencia este miércoles en la Audiencia Nacional después de tres meses. El tribunal tendrá ahora que determinar el grado de responsabilidad de los tres acusados en los ataques terroristas.

El principal acusado y superviviente de la explosión del chalé de Alcanar, Mohamed Houli, se enfrenta a una petición de la fiscalía de 41 años de prisión por integración en organización terrorista, tenencia y fabricación de explosivos y conspiración en un delito continuado de estragos. El segundo principal acusado y hermano de uno de los terroristas abatidos en Cambrils, Driss Oukabir, a 36 años por los mismos delitos. Finalmente, Said Ben Iazza está acusado por colaboración (8 años de prisión).

El ministerio público descartó definitivamente la acusación por asesinato aunque sostiene que Houli y Oukabir eran miembros de la célula de Ripoll. No los responsabiliza de las muertes, puesto que no son los autores materiales de los atentados que dejaron 16 víctimas mortales. "Este es el juicio hasta la explosión de Alcanar", defendió el teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Miguel Ángel Carballo.

En cambio, acusaciones como la Asociación 11-M, AVT o el sindicato de Mossos USPAC los acusan por asesinato y piden prisión permanente revisable. Las acusaciones populares (11-M y AVT) argumentaron que Houli y Oukabir “formaban parte del plan criminal” y, por lo tanto, “tienen que responder por los hechos”. También rechazan que la precipitación de los planes después de la explosión de Alcanar y el cambio de táctica para atentar no los exime de responsabilidad, puesto que trabajaban para “causar el número más grande de asesinatos posibles” de la manera que fuese.

La Generalitat se suma a la tesis de la fiscalía, pero también reclama que se les condene por muerte con carácter de tentativa contra los agentes de los Mossos y Bomberos que resultaron heridos en la explosión de Alcanar, puesto que consideran que Houli y Oukabir participaron en la fabricación de explosivos y no alertaron del riesgo que suponía el chalé para evitar los daños. Además, varias acusaciones también piden reconocimientos como víctimas de terrorismo e indemnizaciones. 

Participación de Driss Oukabir

Uno de los elementos que tendrá que determinar la sentencia y en el que se ha centrado buena parte de la prueba es si Driss Oukabir era miembro de la célula. Su defensa lo niega y ha alegado que el acusado llevaba una vida disipada -con consumo de drogas, alcohol y prostitución- para justificar que estaba alejado de la religión y de los objetivos de los otros miembros de la célula.

Varias pruebas han apuntado que sí habría formado parte, como un testigo protegido que lo sitúa en Alcanar, las conversaciones con su hermano Moussa en que se hecha atrás poco antes de los atentados, un viaje en el Marruecos con fines "logísticos" -según los investigadores- o las medidas de seguridad que tomaba para evitar que se le relacionara con la célula. De hecho, algunas acusaciones particulares lo consideran el número 2 del imán de Ripoll.

Las acusaciones ven acreditada la participación de Mohamed Houli en los preparativos con elementos como los vídeos que grabó sobre la fabricación de explosivos en Alcanar o la compra de precursores. El ministerio público considera “flagrante” su participación. Algunas acusaciones también han remarcado que después de la explosión, sus declaraciones no ayudaron a evitar los ataques.

En cuanto a Said Ben Iazza, la fiscalía lo considera un "consciente colaborador", que dejó su furgoneta frigorífica a los terroristas con los cuales cree que tenía mucha confianza, y también les facilitó documentación para comprar precursores de explosivos. Así, el fiscal asegura que la "ignorancia deliberada" también es delito y que no hay que compartir los objetivos terroristas para ser condenado por colaboración.

La vista acaba tres meses después

La vista oral dio el pistoletazo de salida el 10 de noviembre del 2020 y se ha alargado hasta el 17 de marzo del 2021. Entremedias, ha habido una pausa de tres semanas en Navidad, un aplazamiento por la nevada en Madrid provocada por el temporal Filomena y varios positivos por covid-19 entre las partes que también han afectado al calendario y han retrasado la exposición de los informes de las defensas.

Para la sala de vistas de la sede de San Fernando de Henares de la Audiencia Nacional han pasado unos 200 Mossos d'Esquadra -investigadores y también agentes que abatieron los terroristas-, una decena de Guardias Civiles y varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía. También han atestiguado víctimas directas de los ataques, conocidos de los terroristas, trabajadores de empresas de alquiler de furgonetas o precursores de explosivos o vecinos del chalé de Alcanar, entre otros.

El presidente del tribunal, Félix Alfonso Guevara, ha puesto punto final a la vista oral el miércoles 17 de febrero del 2021 después de que los tres acusados hayan utilizado el último uso de palabra para defender su inocencia.

Incógnitas sobre el imán

El juicio deja incógnitas sin resolver sobre el imán de Ripoll, Abdelbaki Se-Satty. La acusación particular de los padres del niño de tres años que murió en la Rambla, Xavi Martínez, ha pedido que se abra una nueva investigación sobre Se-Satty. Esta acusación ha cuestionado que muriera en Alcanar y las pruebas de ADN hechas. También se han planteado interrogantes sobre la explosión del chalé con dos testigos que afirmaron que habían visto un vehículo poco antes de la deflagración dirigiéndose hacia la casa y una furgoneta yéndose del lugar de los hechos minutos después.

El testimonio de dos conversos con quienes Se-Satty tuvo relación el 2014 después de salir de la prisión de Castellón evidenció que el imán ya pensaba en atentar entonces. Tampoco se ha aclarado el vínculo del imán con los servicios secretos españoles, el CNI, pero se ha pasado por encima con algunas declaraciones como la del responsable de la mezquita belga donde trabajó Se-Satty que explicó que lo oyó hablar por teléfono y el imán le dijo que hablaba con los servicios secretos españoles.

No se ha aclarado si la célula contaba con apoyo logístico del extranjero. Sus miembros viajaron a Francia, Bélgica, Marruecos, Suiza o Alemania, pero la investigación no ha podido determinar si tenían conexiones internacionales que les ayudaron a preparar los atentados.

Progresiva radicalización

La vista oral también ha evidenciado la progresiva radicalización de los miembros de la célula. Peritos explicaron el contenido de informes sobre los objetos utilizados a los atentados, como los cinturones explosivos falsos o los pañuelos rojos que evidenciaban la determinación de morir matando, o los dispositivos digitales con buscas de objetivos para atentar o vídeos yihadistas.

Los vídeos que se han proyectado durante la vista oral, como el de la preparación de explosivos en qué Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy y Youssef Aalla se consideran a sí mismos “escogidos” por Alá y avisan que quieren hacer “sufrir”, son una muestra de la radicalización de los miembros del grupo y la proximidad ideológica con Daesh.

Actitud de los acusados

Driss Oukabir ha tenido una actitud activa de indignación sobre lo que se decía de él durante las sesiones. Durante la vista oral ha protestado y hecho gestos lo cual ha hecho que el presidente del tribunal le haya llamado la atención varias veces. Mohamed Houli y Said Ben Iazza se han mostrado más ausentes.

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