El patricio en la hispania sin romanizar

Planeta recupera ‘Una oveja para Trebopala’ de S. B. Francisco. Un recorrido vivido en tierras de tribus y druidas

17 diciembre 2018 13:30 | Actualizado a 01 marzo 2019 12:43
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«Los arqueólogos muestran, los historiadores sitúan. La novela  interpreta al hombre allí. En ese entorno y  circunstancias». Con la novela «entendemos mejor la historia», dice S. B. Francisco, autor de Una oveja para Trebopala. La obra quedó finalista en el Premio Planeta 2007 que ganaron José Millás y Boris Izaguirre. 

Economista y publicitario, S.B. Francisco vive entre Alemania y las playas de El Vendrell. La vocación de escritor le viene desde que tiene memoria: «En las agencias siempre me he hecho con la redacción de textos. Para hacerme con herramientas de escritor».  

La arqueología

«Del II antes de Cristo no tenemos más fuentes que las de la arqueología». En Tarragona el acueducto, el arco de Berà, la torre de los Escipiones, el museo, el foro, la Semana Santa con sus romanos... «están en el origen de mi afición por esa época». 

Una oveja para Trebopala se desarrolla entre las batallas de Viriato y la gesta de Numancia. «Un hecho que apenas ha merecido la atención que habría recibido de suceder en otros países». Cervantes abordó la gesta, «lo que muestra su interés literario, pero es una visión que ya no nos sirve. Sabemos más cosas. Podemos presentar nuevas hipótesis». 

¿Qué llevó a aquella población celtíbera a resistir en un cerro? Ante el asedio romano bajo órdenes de Publio Cornelio Escipión Emiliano Africano Menor, en el 133 antes de Cristo, los numantinos escogieron luchar y suicidarse antes que rendirse. 

Esa resistencia sólo estratégica como se ha considerado inmutablemente no explica toda la realidad.  «Numancia debía de ser un cerro sagrado, un Mediolanum como otros de los celtas». 

De esos celtas y el poder de los druidas habló Julio Cesar 70 años tras los hechos de Numancia. «Y sabemos que se adoraron a los mismos dioses a ambos lados de los Pirineos y más allá. A partir de esas reflexiones brota la novela.

El patricio Aurelio Rutilio Rufo, joven en el círculo de Escipión, llega a Hispania para incorporarse a las tropas. Las cosas no suceden como esperaba y acaba envuelto con los nativos.

Rutilio muestra la Hispania sin romanizar de Viriato y Numancia. De lusitanos y celtíberos. De tribus en bosques y comerciantes. Y druidas, legionarios y maestros griegos. De Lubba, hija de los sabios y los salvajes, que es la motivación para las andanzas. 

La mirada de un joven culto muestra la perspectiva romana, pero también la nativa, gracias a una relación, a veces fraternal, con guerreros y druidas. Y «Tarragona siempre presente». La aventura la transcribe Lubba desde Tárraco, ciudad de Escipión, bajo el influjo de la luna sobre el mar y la arena mágica de sus playas. 

Una oveja para Trebopala, publicada por Planeta Click Ediciones, ya está disponible en todas las plataformas digitales. 

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