El tesoro bajo los pies de Banyeres

Los arqueólogos confirman el que ha de ser una gran ciudad íbera

15 diciembre 2019 11:52 | Actualizado a 16 diciembre 2019 19:22
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Los arqueólogos sospechaban que era un yacimiento singular. Sus dimensiones, el material encontrado durante décadas y, sobre todo, los muros de más de dos metros que en 1998 destaparon accidentalmente unas obras para hacer una balsa, pusieron el foco en esos terrenos de Masies de Sant Miquel en Banyeres del Penedès.

Recientes excavaciones confirman lo que la experiencia intuía y lo que el georadar mostraba como una gran ciudad de hace 2.500 años. Con una extensión de 4,5 hectáreas, conserva muros prácticamente intactos de hasta cuatro metros, lo que revela viviendas de dos alturas y hasta cuatro habitaciones.

Las excavaciones han ido a cargo de la Universitat de Barcelona. Uno de los coordinadores de la investigación, Jordi Morer, destaca lo sorprendente del asentamiento que lo haría único a nivel del Estado. Por lo localizado y por lo que puede revelar una excavación en profundidad. El georadar reveló el entramado de calles y viviendas que hay en una profundidad de metro y medio. Todo ello rodeado por una muralla que tendría una finalidad defensiva de diferentes anchuras que hacen pensar que la población que residía podía tener una alta clase social.

También llegan a esa conclusión porque la mitad de los restos cerámicos encontrados en superficie y en primeros estratos sería un material importado de otros lugares y culturas.

Uno de las características destacadas es que se trataría de un asentamiento ocupado entre los siglos VII y II antes de Cristo. El asentamiento íbero más relevante en Catalunya es el de Ullastret, que sería una capital de 14 hectáreas. El de Masies de Sant Miquel sería una ciudad se segundo orden. En todo caso, es la ciudad más grande de la Cosetania Oriental. En el sur de Catalunya estaría detrás de Tarragona, con 9 hectáreas.

Bien conservado
Los arqueólogos destacan su grado de conservación gracias a que no su sufrido ocupaciones posteriores que hayan modificado su estructura. Cuando dejó de tener población sólo hubo terrenos agrícolas.

Por ello las excavaciones podrían destapar desde los tejados de las casas hasta su base. Una singularidad respecto a Ullastret, donde muchas de las construcciones que quedan apenas tienen unos palmos de altura.

Los arqueólogos ya tenían clara la riqueza del asentamiento. Uno de los elementos que será objeto de estudio es un fragmento de metal que podría revelar datos sobre la escritura de propiedad de algún residente en la ciudad.

Toda la zona está protegida. De hecho, cuando las máquinas destaparon los muros hace 21 años, se prohibió cualquier intervención.  Los terrenos fueron declarados como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN), pero además el Ayuntamiento los ha comprado por 80.000 euros para garantizar la conservación y poder planificar excavaciones con tranquilidad.

El alcalde de Banyeres, Amadeu Benach, logró que el Ayuntamiento comprase los terrenos para garantizar la conservación. Ahora el objetivo es lograr recursos para impulsar excavaciones. Es complicado por los escasos fondos que las administraciones destinan a este tipo de trabajos.

Se espera que la Universitat de Barcelona pueda realizar campañas periódicas. La próxima podría ser en enero. Pero los recursos necesarios sobrepasan la capacidad de la universidad. 

Una de las posibilidades es solicitar un fondo europeo Feder o el 1,5% cultural del Gobierno Central.  Otra acción que pretende lograrse en la implicación de empresas instaladas en la comarca o que sean de mayor ámbito.

Amadeu Benach también pedirá participación de la Diputació para financiar el vallado de todo el recinto para intentar impedir un expolio arqueológico como el que sufren otros muchos yacimientos. Ese cercado de seguridad podría tener un coste de 60.000 euros. El objetivo del consistorio es impulsar una excavación que convierta a la zona en un referente  cultural y turístico. Los arqueólogos destacan que puede tardar muchos años.

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