«En este belén... ¿Dónde están la Virgen María y San José?»

El Pessebre de Sorra de La Pineda vivió ayer un domingo de público ávido por conocer el motivo de este año, centrado en el mundo submarino

16 diciembre 2019 09:00 | Actualizado a 16 diciembre 2019 20:08
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La Pineda ha vuelto a concentrar un año más la atención de todo tipo de público dispuesto a conocer y disfrutar de su Pessebre de Sorra, un evento sin el que la Navidad no parece tal y en el que arte y curiosidad se dan la mano a partes iguales.

También, como es tradicional, el Parc del Pinar de Perruquet acoge nuevamente las espectaculares esculturas de arena que se esculpieron durante la primera semana del mes. En ella, artistas de diferentes países dieron forma a la arena para consumar un grupo escultórico único, particular y diferente, como es habitual en cada edición.

El resultado: nadie queda indiferente ante el mismo. Sorpresa, dudas, admiración o, incluso, pequeños debates familiares.... Todo ello y más es lo que cualquier observador puede apreciar entre los visitantes del belén. Y este año, tampoco fue diferente.

«¿Dónde están las figuras que faltan?», se preguntaba Luis, un salouense que había aprovechaba la mañana de ayer para comprobar de primera mano todo aquello que le habían comentado sus amigos. «Es verdad, en este pesebre... ¿dónde están la Virgen María y San José?», se interrogaba otra visitante al oír el comentario de Luis. «Creo que aún está por acabar», asentía Pere, un vilasecano que aseguraba que se lo había oído «a no sé quien».

Un ‘caganer’, a medias

Sea como fuere, los siete artistas provenientes de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Portugal, Letonia y también de aquí han logrado su objetivo: que la gente se pregunte, debata y divierta con esta obra de arte efímera que puede ser visitada hasta el próximo 6 de enero. «Hay que aprovechar que hace esta mañana soleada», afirmaba Lucía al tiempo que recorría el pasillo central por donde este año se puede seguir desde dentro el pesebre.

«Mira. Alguien se ha cargado la mitad del ‘caganer’», era otro de los comentarios más repetidos a lo largo de la matinal. Pero, tranquilos, no es el caso. No se asusten si sólo ven la mitad de esta figura. Es así, no es que se trate de un acto de vandalismo. Nadie la ha trinchado por la mitad. «El viento y el temporal de estos días la han roto», intuía un padre. Pero, tampoco. El ‘caganer’ es tal cual está en el pesebre. Así se ideó y se reprodujo. Es original.

Tampoco tienen desperdicio los Reyes Magos. Olvídense de los típicos sabios de Oriente e imagínense tres figuras que recuerdan al ser (medio anfibio-medio humano) protagonista de La forma del agua. No sé si inspirado en aquello, lo cierto es que los comentarios iban por ese camino.

Y es que, sobre 200 metros cuadrados de superficie, el pesebre da para mucho gracias a sus 280 metros cúbicos de arena compacta, que ha servido para manipular y trabajar con más de 400 toneladas de arena.

Entre bloque y bloque, ovejas y ángeles submarinos, pulpos, sepias, mula y buey con escafandra y aletas...

«Hubieran podido poner también a la Sirenita», ironizaba Miguel, perplejo por el motivo de este año. «Sí, claro, acompañada de Sebastián y que en vez de villancicos cantaran ‘Bajo el mar’», le respondía del mismo modo Patricia, su novia.

Detalle del enigma

Quizás, cuando el visitante está a punto de finalizar el recorrido, se halla la solución al enigma inicial. Basta con fijarse en dos figuras submarinas por debajo del niño Jesús. Son María y José. O no.

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