Hoy martes, a primera hora de la mañana, se tenía conocimiento del fallecimiento del empresario torrense Blas Niubó (69 años), muy conocido en la ciudad y en los pueblos de la zona del Baix Gaià.
Sin embargo, este vecino saltó a la opinión pública salpicado por algunas de las piezas del Cas Torredembarra, un entramado de corrupción municipal que todavía tiene muchos entresijos que resolver y que la Covid-19 ha retrasado algunos de los juicios ya previstos.
Así, el empresario (este mes de julio hubiera cumplido 70 años) fue acusado de tráfico de influencias, prevaricación y soborno en varias actuaciones municipales, pero el juez instructor no vio delito en la actuación del empresario.
La primera pieza en la que figuraba su nombre fue la de la elección de la plaza de inspector de la Policía Local, adjudicada a Josep Gili. En esa pieza, Niubó estaba en una grabación en la que aseguraba que Gili sería el inspector por su amistad con el concejal de Seguretat Ciutadana de entonces, José Oviedo (PP), y que la oposición era un mero trámite.
Otra de las piezas en la que estaba su nombre era la número 4, por los delitos de tráfico de influencias, prevaricación y fraude a las administraciones públicas. Se trata de la adjudicación de la gestión de los chiringuitos de las playas entre los años 2011 y 2013 a quien era responsable local de CDC, Gerard Montserrat.