«Hay heridos de los atentados que no han podido volver a Cambrils»

Entrevista. Acogida y tacto. Elisa Micciola, coordinadora Unidad de Atención y Valoración a afectados por Terrorismo. Esta psicóloga asesora a víctimas en el circuito administrativo, legal y emocional para lograr reconocimiento. Ha tratado a los heridos del 17-A

14 agosto 2018 19:48 | Actualizado a 11 septiembre 2018 12:33
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¿Qué tiene de particular una víctima del terrorismo desde el punto de vista psicológico?
Mi carrera está enfocada a tratar el trauma. Las víctimas de atentados terroristas tienen un componente especial. Con su violencia, un terrorista desea imponer el terror, hacer el mayor daño posible. Una víctima de agresión sexual es contra ti, pero aquí se incluye un desprecio por la vida humana. 

¿En qué sentido?
Hay una pregunta clave: ¿Por qué me ha tocado a mí todo esto? Hay una culpabilidad y lo más complicado es que tienen que entender que, detrás de todo, el factor ha sido el azar. No dejan de decirse: ‘si no hubiéramos parado aquí, si hubiésemos ido allí…’ Como psicólogos tenemos que hacer un acompañamiento en eso, en un hecho que no se puede controlar. 

¿Se consigue?
Cuesta. Cuando la violencia es provocada por otro ser humano, las víctimas tienden a sentirse culpables. En un caso así, sienten que la vida no vale nada, prácticamente que no es un ser humano. Hace poco escuché de un herido en Cambrils, que decía: «A mí me apuñaló un niño». Me pareció que conectaba de forma muy humana con la realidad. 

¿Con qué se ha encontrado en este año de atención a los heridos del 17-A?
A muchos les cambia la vida y empiezan a ver que todos los lugares son peligrosos. Evitan las terrazas, los cines, los centros comerciales, y todo su mundo se reduce a su casa. Allí están seguros. 

¿Por dónde se empieza?
Principalmente, tienes que preguntarle a la víctima cómo está y qué necesita. Parece sencillo, pero es algo en lo que las administraciones muchas veces no caen. Al final necesitan contacto, tener a alguien que esté por ellos y que detecte sus necesidades. 

¿La clave es que dejar que pase el tiempo?
Ningún ser humano está preparado para vivir una situación traumática de este tipo. Muchas personas piensan que es cuestión de tiempo. El problema es cuando el tiempo no cura. Las reacciones son diversas. Hay quien hiperreacciona, con ataques de ansiedad e incluso con puntos de euforia cuando ve que ha estado a punto de perder la vida. Lloran, tienen falta de concentración, irritabilidad, mucha sintomatología depresiva. Otra posibilidad es la hiporreacción, que es quedarse en estado de shock, congelado. Son los que tienen peor pronóstico. 

¿Por qué?
En ese punto aparece la disociación, una desconexión generalmente emocional con el hecho traumático. La mente no lo puede superar y lo bloquea. Ahí vemos a personas que no se acuerdan de lo que vivieron, que lo recuerdan pero no emiten ninguna emoción porque no conectan. Esta gente entra en una aparente normalidad que no llama la atención. Asociado a eso está la evitación. Hay heridos que no han vuelto a Cambrils ni a Barcelona. A veces quedamos con víctimas fuera porque no pueden entrar a la ciudad. 

Siguen asociando el lugar a lo ocurrido aquel día. 
Estas víctimas, cuando tienen sintomatología posttraumática, no recuerdan, sino que experimentan. Cuando están en el lugar, recuerdan los gritos, los olores, la gente sufriendo. Lo reviven. Las imágenes de la tele no hacen que recuerden sino que sufren de nuevo. Es una memoria traumática, algo que no hemos vivido la mayoría de personas. La experiencia traumática rompe el esquema y tiene un impacto biológico, con afectación a una serie de hormonas. Recomiendo que todas las personas que tienen malestar de este tipo vayan a profesionales. 

¿Ayudan a las víctimas los actos de reconocimiento?
Los atentados tienen un componente de desprecio humano. Así que uno de los factores que compensa y que puede hacer que las víctimas vuelvan a tener fe en el género humano es la solidaridad. Por eso es importante cómo la población sale a la calle en los días posteriores o se hacen reconocimientos, como está pasando ahora. Los actos de recuerdo pueden ser muy reparadores. 

Un año después, ¿cuál es la principal dificultad que se puede encontrar una víctima?                                                                                                    No es tanto el proceso de recuperación. Cada ser humano tiene su tempo y su forma de procesar. Uno de los baches es el circuito administrativo con el que se topan. Las víctimas de terrorismo, si quieren solicitar el reconocimiento, deben hacer unos trámites que tienen como tope máximo un año. Los que no lo hacen en ese plazo verán luego mermados sus derechos. Como psicólogos no entendemos que se marquen plazos al dolor humano. No tiene sentido. A los heridos psicológicos se les pide demostrar que estaban allí. Muchos se sienten cuestionados. 

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