La desaparición de cuatro ejemplares adultos de perros de la Protectora d’Animals de Torredembarra a principios de mes ha puesto en alerta a los diferentes cuerpos policiales por si el robo de estos animales se ha llevado a cabo para fines ilegales, como son las peleas entre animales.
La investigación está abierta y desde la presentación de la denuncia no hay más novedades que los hechos probados: daños en la propiedad para poder acceder y ausencia de cuatro perros grandes desparasitados, pero todavía sin chip. Este último paso se lleva a cabo cuando se cierra la adopción.
El robo se perpetró el pasado 4 de junio en las instalaciones de la Protectora, situada al norte de Torredembarra, al otro lado de la autopista. Los autores cortaron una valla perimetral de la finca, en la parte posterior a la entrada principal, y accedieron al recinto a media tarde. De hecho, fue la Policía Local de Torredembarra quien alertó al titular de la Protectora, Josep M. Crespo, de lo que habían detectado.
Los autores cortaron la valla metálica y entraron en una de las jaulas grandes destinadas a los perros que se recogen. En el recuento que hizo Crespo comprobó que faltaban cuatro ejemplares de tamaño grande y que estaban en fase de adopción. El titular de la finca no pudo concretar las razas, puesto que son animales mezclados y que han sido abandonados por sus amos.
Los ejemplares estaban desparasitados, pero todavía no tenían chip ya que estaban en proceso de adopciónAparte de comprobar si faltaba alguna cosa más, los agentes locales visualizaron junto al propietario las imágenes de aquel día. Las cámaras, pero, están enfocadas sólo a la entrada principal y abarcan parte del camino de entrada y parte de la valla perimetral. La visualización de las últimas horas fue negativa.
Josep Maria Crespo asegura que la intención es comprar más cámaras de seguridad y poder abarcar toda la instalación para que no se repita otro robo de estas características.
Tras la correspondiente denuncia en la comisaría de la Policía Local de Torredembarra, se ha pedido ayuda a la policía científica de los Mossos para intentar encontrar pistas de los autores.
El tamaño de los perros y la ausencia de chip localizador son argumentos suficientemente potentes para sospechar que los canes se han podido robar para fines ilegales como peleas. La investigación, tanto a nivel policial como en la unidad científica de los Mossos, sigue abierta, pero sin resultados.