Jaume Casañas: «Tenemos un deber moral, de lo contrario todo estará perdido»

Es ese cosquilleo en el estómago. Los nervios de haber dado con aquello de lo que sólo se tenía la intuición de que debía de estar en algún lado. Quizá oculto durante décadas.

Por eso cuando Jaume Casañas vio los papeles sintió ese sudor en las manos. Tenía ante sus ojos una copia de la escritura de venta del castillo de Cunit. Una transacción que se hizo bajo el dominio del conde Ramon Berenguer IV. La copia data del 1457.

El original es de 1157, pero la reproducción ya provocó esa reacción nerviosa. «Aunque mantuve la compostura». Pese a que generalmente esos hallazgos infusionan satisfacción «y ganas de seguir buscando».

Jaume Casañas es de esos aficionados a la historia a los que los municipios deben el haber salvado memoria, recuerdos y pasado. Un pretérito que de no ser por ellos se habría diluido hace años. Y actualmente hay más riesgo de perderse por la dejadez de las administraciones y el desinterés de la población.

Embrujadoras redes

«Porque a las nuevas generaciones parece no interesarles nada de esa memoria», lamenta Casañas. Poco puede hacerse frente a unas embrujadoras redes sociales. «Y lo que es peor... tampoco parece interesar a quienes llegan a un municipio. Parece no importarles nada de lo que había antes de su presencia».

Pero Casañas no se desanima. Ni quienes como él conformaron el grupo de estudios Delmacio de Conito para el rastreo de la historia de la localidad. Dedicando horas. Y cuando pueden, pagarse una publicación que recopila sus hallazgos, que no dejan de ser la causa de lo que somos

«Tenemos la responsabilidad de recuperar esa memoria. De lo contrario no quedará nada». De lo contrario todo estará perdido, lamenta Casañas. Fue perito industrial y también periodista deportivo en el ya desaparecido diario Dicen, donde realizaba crónicas de ciclismo. Y en el diario 425. Volvió a la industria textil, «pero ya me gustaba la historia. Pensaba que cuando me jubilase me dedicaría a rastrear en la historia de Cunit». Y eso hizo.

Indiana Jones sin sombrero

¿Investigador, historiador, rastreador? «Pon lo que quieras. Quienes dedicamos horas a esto quizá somos un poco de todo eso. Buscar objetos y documentos que quizá muchos creían perdidos». Como Indiana Jones. «Pero sin sombrero ni látigo».

Esa dedicación una vez jubilado comenzó en 2011. Desde entonces Delmacio de Conito ha recuperado decenas de documentos. «Buscamos en catastros, padrones antiguos, archivos. En el archivo del marqués de Alcarràs fue donde encontramos la escritura de venta del castillo».

¿Qué perdemos al desconocer ese pasado? «Quiénes somos y dónde estamos. El por qué de muchas cosas», razona Casañas. «Pero también muchas aventuras apasionantes». De esas de las que en otros lugares con más consideración a la memoria hacen gala y hasta libros y películas.

El historiador de Cunit lamenta el desinterés de parte de la sociedad por el entorno que le rodea. Porque no se pregunte el por qué de las cosas. Incluso de las que ve cada día. «Pero es que no hay una preparación ni una motivación que debería comenzar a inculcarse en las escuelas».

Teme que su generación sea de los últimos que dediquen pasión a sumergirse en archivos para encontrar un dato. Un boceto hecho a mano de cómo era la puerta románica de la iglesia y que quedó sellada. O aquel mapa del término de Cunit de 1775 que entonces aparecía en Cubelles... «Son esos hallazgos que dan pie a seguir buscando».

Porque esas pequeñas historias de los pueblos «conforman una gran historia». Lamenta que «si no dejamos constancia, en una generación se puede llegar a olvidar todo. Eso sería imperdonable».

Por eso Casañas destaca el trabajo «de todos los grupos de investigación de las historias locales. No creo que se valore esa dedicación. Pero no por ello vamos a dejarlo. Es nuestra responsabilidad».