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La Malva, el colectivo feminista de Calafell, declina participar en la «prueba piloto» de establecer puntos lilas durante el próximo Carnaval.
Los puntos lila se colocan en actos con gran concentración de personas en los que se asesora y acompaña a mujeres que hayan sufrido una agresión machista.
El Ayuntamiento pretende que durante el Carnaval haya puntos lila por lo que invitó a La Malva a participar. Pero el colectivo declina la invitación. Explican que recibieron la propuesta para «hacer una prueba piloto» durante el Carnaval.
Rechazada
El colectivo recuerda que para las pasadas fiestas mayores propuso instalar un punto lila que fue rechazado por el consistorio argumentando que no había establecido un protocolo de actuación propio.
Ahora el Ayuntamiento argumenta la adhesión al protocolo de seguridad del departamento de Interior de la Generalitat, pero que La Malva señala que todavía no está firmado. Añade que ese protocolo no forma a profesionales que atienden en casos de violencia machista «sino que es un instrumento que gestiona la tarea de los agentes de seguridad en espacios de ocio nocturno», por lo que considera que la atención que pueda darse a las víctimas es insuficiente.
Genérico
La Malva critica que el protocolo genérico no tiene en cuenta la realidad del territorio, lo que dificulta la coordinación de los elementos implicados como los servicios sanitarios o los de atención a las mujeres.
El colectivo cuestiona la intención del Ayuntamiento de contratar a 3 personas para el viernes, 5 el sábado y 2 el domingo de Carnaval. Considera que la falta de efectivos dificulta los objetivos del punto lila, ya que sólo el sábado se espera a 6.000 participantes en la fiesta.
Poco personal
El consistorio señala que la empresa organizadora de los puntos lila reforzarán el personal con voluntarios a quienes se impartirá una sesión formativa que La Malva ve insuficiente para responder a las situaciones con las que se pueden encontrar.
La Malva está sorprendida de la invitación «ya que el año pasado el consistorio consideró que no estaban capacitadas para gestionar el punto lila». No obstante dicen «valorar» la tarea del personal técnico para tirar adelante políticas con perspectiva de género. El problema está, una vez más, en la falta de voluntad política».
