La Pineda renueva su paseo marítimo con materiales reciclados y más resistentes

El tramo que va entre las calles Monestir de Poblet y Muntanyals, próximo al hotel Gran Palas, se renueva ante los problemas de estabilidad y deterioro de las lamas de madera que había

24 enero 2021 23:00 | Actualizado a 26 enero 2021 06:47
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Vila-seca aprovecha estas primeras semanas de enero para llevar a cabo diversas obras y mejoras urbanísticas en la zona más turística de la ciudad, el núcleo de La Pineda. Una de las actuaciones que estaban programadas para este primer trimeste de año era la substitución y reforma de la parte peatonal del paseo marítimo Pau Casals. Esta reforma tendrá continuidad por fases, pero ahora se completa la primera entre las calles Monestir de Poblet y Muntanyals, la parte que está más próxima con el termino municipal de Salou.

El tramo en el que se estará trabajando hasta mediados de febrero es de los más castigados de todo el paseo marítimo de La Pineda por varios factores combinados: acumulación de arena, humedad y la presión ejercida y constante del paso de peatones, bicicletas o patinetes.

Las lamas de madera de este tramo en obras (que ocupan una superficie de casi un millar de metros cuadrados: el tramo es de casi 500 metros de longitud por 5,5 de ancho) se han levantado con el paso del tiempo por la suma de los elementos antes mencionados. Ello ha provocado tropiezos y un mantenimiento cada vez más reiterado.

Viento y presión

Según describe la memoria valorada del estudio de arquitectos Goa, autores del proyecto de reforma del paseo, el mantenimiento de esta tarima de madera empieza a ser constante y costoso para el consistorio.

Las lamas de madera del paseo se levantan o pierden su forma original por la acumulación de arena de la playa que ha ido llegando por el viento o dejada por las zapatillas de los peatones.

Esta arena ha ido rellenando el hueco existente entre las maderas o en la base de cemento y los anclajes. La humedad ha fortalecido esta capa de arena que ha rellenado los huecos y esta cantidad de material sumada a la presión del paso de personas, bicicletas o patinetes genera que la madera pierda su forma original, se deforme y provoque ‘obstáculos’ que provocan tropezones e incluso caídas importantes.

Ante este problema, el estudio de arquitectura propuso (y fue aceptado) un cambio de materiales, pero sin perder la esencia de un paseo para las personas y con materiales con un alto porcentaje de compuestos reciclados.

Terminado en febrero

El proyecto pasó los trámites burocráticos y se adjudicó por poco menos de 69.000 euros a la empresa Jimarán, que después de las fiestas navideñas acotó el tramo de obras, entre las calles Monestir de Poblet y Muntanyals, para empezar a extraer las lamas de madera y limpiar la arena acumulada en la zona. La arena se ha devuelto a la playa y las maderas se han reciclado.

El nuevo pavimento que substituirá a las lamas es un material más resistente y además elimina los huecos por donde ahora se colaba la arena de la playa. Ello permitirá por una parte mantener la homogeneidad del tramo (no habrá piezas más elevadas que puedan provocar tropiezos) porque se evitará que la arena penetre entre los huecos que actualmente dejaba la tarima de madera.

La superfice que ocupaba la madera será la que ahora tenga un pavimento de piezas recicladas en forma de rombos o hexágonos. El proyecto apuesta por dos colores que representen la llegada de las olas hasta la orilla. Las piezas se cortarán de forma que encajen mejor estéticamente con el tramo de paseo de hormigón, que seguirá delimitando la parte peatonal con la calzada para vehículos. Además de la reforma del paseo, se cambiarán los elementos existentes como los bancos.

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