La avalancha de heridos por los topes trampa de Cunit pone contra las cuerdas al Ayuntamiento

Los vecinos señalan que, después de reconocer que los topes han causado daños, ya deberían estar retirados de la calle

19 mayo 2017 16:33 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:33
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José Luis de la Cruz todavía no se atreve a salir de casa. Aún le duelen las costillas y la nariz que se rompió al tropezar con los topes de aparcamiento que el Ayuntamiento de Cunit colocó junto a una zona comercial.

«Me da miedo constiparme porque al toser le duele todo». Y eso que se cayó hace dos meses. El vecino de Cunit es uno de los más de veinte heridos atendidos en centros médicos por culpa de tropezones con esos elementos que generan la condena de los vecinos y los comercios de la zona.

A pesar de los daños que han causado esos topes y que el Ayuntamiento reconoce que son peligrosos, todavía ayer seguían colocados. Vecinos de la zona señalan que «los propios políticos deberían haber comenzado a retirarlos para dejar de hacer el ridículo».

Indemnizaciones

Las caídas podrían costar además una importante cantidad al Ayuntamiento en indemnizaciones. Según se ha explicado ya hay cinco denuncias puestas, pero otros afectados que tuvieron que ser atendidos en centros médicos esperan a tener informes de los daños e incluso el tiempo de baja a que les ha obligado la lesión.

Aurora García es otra de las vecinas que ha puesto una denuncia contra el Ayuntamiento. Su madre tropezó y dio con la cara contra el suelo con el resultado de la rótula dañada y contusiones por todo el rostro. Aurora García explica que «mi madre ha cogido miedo a salir de casa». De hecho la mujer todavía tiene la baja médica por culpa de las heridas del topetazo. Aurora explica que «son muchos los contusionados y que son personas de la tercera edad».

Doble fila

El Ayuntamiento colocó esos topes de aparcamiento con el objetivo de separar los coches de la acera para evitar los estacionamientos en doble fila. Al estar en el pavimento son muchos los que al salir del vehículo o no los ven o no se acuerdan y tropiezan.

El riesgo añadido es que la acera está a un metro y muchos de los accidentados se han golpeado con el bordillo. Como el padre de Ivan. El joven explica que «mi padre salió del coche para ir a comprar al súper mercado y no vio ese tope. Tropezó y cayó al suelo. La cabeza quedó a pocos centímetros del bordillo. Se salvó por poco».

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