La historia de superación de un hombre que mide un metro

Joan Pahisa mide un metro. Es ingeniero informático, deportista y conferenciante. Ayer explicó su vivencia a alumnos del colegio cambrilense Vidal i Barraquer

19 mayo 2017 22:40 | Actualizado a 22 mayo 2017 17:54
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Joan Pahisa tiene 29 años y es un ejemplo de superación. Su estatura de un metro no ha supuesto un obstáculo para el desarrollo de su carrera: es ingeniero informático y profesor; también deportista profesional y conferenciante. Ayer estuvo en el colegio Vidal i Barraquer de Cambrils para explicar su experiencia a los alumnos de cuarto. Dio una charla de sensibilización a partir de su propia vivencia. Y lo hizo con un mensaje claro: «A pesar de las limitaciones, no pasa nada. Hay que dejar atrás los perjuicios y tener confianza en uno mismo». De hecho, tras superar la compleja etapa de la adolescencia y dejar atrás sus miedos, ha llegado a ser el único atleta de la delegación española en los Juegos Mundiales de Talla Pequeña. Incluso ha fundado recientemente la asociación Sports PTB, con el objetivo de promover el deporte entre personas de talla baja.

Joan entró en el mundo del deporte mediante el baloncesto. «Pero los otros crecieron y yo no. Así que busqué un deporte que pudiera desarrollar en igualdad de condiciones», explicó. Ahora es jugador profesional de tenis de mesa, deporte que practica desde hace trece años. «El deporte es un gran ejemplo de valores como la motivación y el trabajo en equipo», explicó a su joven auditorio. Primero, los alumnos le miraban, curiosos y sorprendidos. Amedida que le escuchaban iba cambiando su modo de verle.

Joan ha conseguido mucho. Y el primer paso para ello fue la aceptación. Explicó que han conseguido romper muchas barreras. Pero también toca de pies en el suelo y es consciente de que todavía queda mucho camino por recorrer, en el deporte y en la sociedad en general. Él padece hipotonía muscular y practicar tenis de mesa le ayuda a tener mejor bienestar físico. Aunque también ha sufrido varias lesiones, confesó.

Tras la charla, llegaba el momento de pasar a la acción. Montaron las mesas de ping pong y el conferenciante jugó varias partidas con los alumnos. «Es la primera vez que vengo. Pero me gusta dar conferencias porque ves que los niños aprenden a relativizar sus problemas», señaló.

Su historia de superación, antes, se quedaba en el anonimato. Pero hace un par de años, Joan inició una campaña de micromecenazgo para poder competir en los mundiales. De allí, escogieron una escuela para dar una charla. Y se dio cuenta de que su aportación podía ayudar. Ahora ya se ha convertido en una parte más de su trabajo. Además de ir a escuelas, también ha expuesto sus vivencias en empresas o incluso en prisiones.

Para cerrar la jornada, tuvo lugar un circuito de sensibilización, en el que los niños pudieron ponerse en la piel de una persona con discapacidad, a través de la práctica de deporte adaptado en silla de ruedas y otras actividades.

La iniciativa se llevó a cabo en el marco de la colaboración entre la compañía Altrad Rodisola y la Fundación Adecco. Miquel Bella, director general de Altrad Rodisola, manifestó que eventos como este «encajan con los valores sociales de la empresa, como la sensibilización y la integración».

Los docentes del centro estaban encantados. «Nos lo propuso Miquel Bella y nos pareció formidable. Es una experiencia que impactará a los niños, y la recordarán. Enseña que soñar es muy bonito, pero que hace falta esfuerzo para que estos sueños se hagan realidad», apuntó el director del colegio Vidal i Barraquer, Francesc Recasens. Fue una jornada distinta, pero los alumnos aprendieron. Y mucho.

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