La intensa luz amenaza a las pinturas románicas del castillo de Calafell

Fueron descubiertas en la década de los 80 tras retirar una capa de cal

29 septiembre 2019 15:08 | Actualizado a 29 septiembre 2019 15:21
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Un estudio de 1960 de Antonio Palomeque sobre la iglesia románica del castillo de Calafell no citó las pinturas del muro de su ábside porque entonces no eran visibles. Estaban tapadas con una capa de yeso.

No fue hasta una década después que las pinturas murales aparecieron porque el párroco, ayudado por unos escolanos, picó las paredes para retirar el yeso. La retirada del material no se hizo con el cuidado necesario, pero en todo caso las pinturas quedaron visibles.

En la década de los 80 el restaurador Josep Maria Xarrié fue el primero que estudió esas pinturas y realizó una intervención para su protección. Entonces se dataron de en torno al siglo XI. Quedaron visibles e iluminadas y desde entonces poca labor más se ha hecho para proteger ese patrimonio que es especialmente singular.

Pero la intensa iluminación que se puso para destacar aquellos fragmentos de pinturas amenazan su mantenimiento. El alcalde de Calafell, Ramon Ferré, explica que es una iluminación muy intensa que impacta directamente con los muros. Además, desprende una gran carga calorífica que acelera la degradación de los pigmentos.

El Ayuntamiento de Calafell ha sacado a subasta los trabajos para una nueva musealización del recinto amurallado del castillo de la Santa Creu, donde está la iglesia románica. El proyecto está valorado en 350.000 euros.

Una de las actuaciones previstas pasa por proteger las pinturas murales que quedan en las paredes interiores de la iglesia. La actual iluminación se reemplazará por otra más fría y que suponga un menor impacto para las pinturas.

Apenas quedan unos fragmentos y cenefas que podrían haber sido pintados entre los años 1030 y 1050. Se cree que en su día toda la capilla, e incluso toda la ermita,  podría haber estado cubierta con unas singulares pinturas.

Bajo imperio
El catedrático de historia de la Universitat de Barcelona Joan Santacana señala que son unas pinturas muy singulares y similares a las que se realizaban en la época del bajo imperio romano con trazos muy sencillos y casi infantiles. «Es una tradición popular e ingenua pictórica anterior a las grandes corrientes románicas que se extendieron por el país. Respondía a elementos procedentes del arte de las clases altas, pero empobrecido, hecho, además, en lo que era una tierra de frontera».

Santacana considera que las pinturas de Calafell están muy vinculadas a las del Sant Sepulcro de Olèrdola, que fueron citadas por primera vez en 1954 y que tras su estudio las data de entre 1050 y 1060. 

Pintores ambulantes

Considera que incluso podrían ser obra de los mismos autores ambulantes que recorrerían la zona del Penedès para pintar el interior de las iglesias. 

Los fragmentos que quedan en Calafell están en la zona del ábside, pero los historiadores consideran que en su día cubrieron como mínimo toda esa zona. En la intervención que se hizo en la década de los 80 para restaurar las pinturas se encontraron cubiertas de yeso y otras del siglo XIX de mala calidad.

Las pinturas de Calafell son muy parecidas a las de Olèrdola, pero las de este municipio están en una propiedad privada y por tanto las del Baix Penedès son de las pocas que quedan visibles de la época y estilo previo a las grandes corrientes románicas. 
 

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