La llegada de tortugas marinas obliga a replantear la convivencia en la playa

Entidades ecologistas piden más concienciación para que el turismo y el desove de estos animales sea compatible en el litoral de Tarragona. La llegada 8 veces en la playa de La Pineda ha recuperado esta reivindicación medioambiental

30 julio 2020 16:20 | Actualizado a 03 agosto 2020 08:03
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La Pineda se ha sumado este año 2020 a las playas de la provincia de Tarragona que son propicias para el desove de tortugas marinas. Ayer, sin ir más lejos, la Mascletà (nombre en que fue bautizada este ejemplar hembra en Castelldefels hace ya algunos años) entraba de nuevo en la arena y hacía un nido para desovar, aunque no dejó huevos.

Es la octava vez que este ejemplar de Caretta caretta sale del agua en La Pineda con esta misión. El 16 de julio sí desovó 144 huevos, de los cuales 90 siguen enterrados, 51 están en incubadora y los otros tres se rompieron. Las otras veces, o bien ha hecho el nido pero no ha puesto, o bien la han molestado (un turista haciéndose fotos y besos o un perro ladrando a su alrededor) y se ha vuelto al agua sin haber intentado hacer el agujero en la arena.

La persistencia de la Mascletà ha levantado un movimiento de voluntarios que desde el pasado 16 de julio hacen turnos para cubrir las 24 horas. Su misión es proteger el nido e informar y concienciar a aquellos bañistas que se acercan curiosos. Además, este voluntariado permite documentar las llegadas de la tortuga y avisar a las autoridades pertinentes para que nadie la moleste en el proceso de desove, que se lleva a cabo entre junio y julio.

Año propicio para tomar medidas

La campaña veraniega de 2020, marcada por la pandemia del coronavirus y la ausencia de turismo extranjero en el litoral de la Costa Daurada y Terres, ha permitido una mejor convivencia entre bañistas y tortugas en aquellas playas donde deciden desovar.

Una de las personas que lleva años fotografiando reptiles y es experto en estos animales, Ferran Aguilar, tiene claro que la presencia de tortugas marinas no es un hecho excepcional, es un proceso natural que se lleva a cabo desde hace muchos siglos. «Sí es cierto, que ahora hay factores que hacen preveer que la llegada sea más frecuente que en otras épocas: la filopatria (la tendencia que presentan muchas especies animales a permanecer en el mismo territorio en que nacieron, o a volver al mismo para reproducirse o nidificar) y el calentamiento del mar, entre otros».

La llegada de tortugas en el pasado y su bautizo de mar en las costas tarraconenses es el primer vínculo para que las hembras vuelvan a desovar allí donde nacieron.

Si se añaden las tortugas que se han criado en incubadoras y luego se han devuelto al mar en este tramo de litoral catalán, el número de hembras que retornan a playas de Tarragona es más alto.

Con la llegada más habitual de estos reptiles, Ferran Aguilar opina que es el momento en que las administraciones deben tomar conciencia y plantear el reto de un nuevo formato de turismo de playa. «La divulgación de estos desoves puede convertirse en un recurso turístico añadido a las playas y una forma de concienciar de la importancia de ello». Aguilar es partidario que acotando las playas en las franjas nocturnas de desove (menos gente, menos luz, menos ruido...) puede ser un primer paso para la convivencia.

160 voluntarios y vigilantes

Raúl Cendon, coordinador del voluntariado del Gepec desde hace más de 5 años, le han encargado este verano organizar la red de personas que deben velar por el nido de tortuga de La Pineda y documentar las llegadas, si es el caso, de la misma hembra o de otras en la arena.

«La presencia de este ejemplar ha desatado la locura», admite Cedon. Hasta principios de verano la red que creó el Gepec para el litoral de Tarragona estaba compuesto por 50 personas, de las cuales una quincena activas. Con la presencia de la Mascletà, el número de personas que quieren colaborar es de 160.

Para Raul Cedon, el interés mostrado por la gente es un síntoma de que hay que plantearse el uso del litoral y buscar fórmulas para poder convivir con la naturaleza. «Los voluntarios que están al lado del nido y viiglan que nadie interrumpa el proceso de eclosión informan de ello y ayuda a hacer difusión de este proceso natural».

La llegada de la tortuga a la misma playa durante ocho veces ha permitido a los ecologistas recuperar la propuesta de hacer playas más sostenibles y compatibles entre turismo y naturaleza. En Vila-seca no tienen queja, ya que siempre han tenido el espaldarazo municipal para que la tortuga se sintiera «como en casa».

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