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Su presencia no enciende alarmas. Se trata de un hombre, de mediana edad y bien vestido... Nada sospechoso a primera vista. Este sujeto busca con paciencia a personas que pueda embaucar de una forma eficaz y sin que terminen denunciándolo. Se trata de la estafa del falso amigo, que llevaba ‘dormida’ tres años y que ha vuelto a aparecer este año en Cambrils. La jefa de la comisaría de Mossos, la subinspectora Carme Domènech, pide a la gente que «sea muy recelosa cuando le pidan dinero» y que se «cercionen de que son personas de confianza».
Hace algunas semanas, una denuncia de este tipo de estafa entró en la comisaría de la villa marinera. Una persona denunció haber sido víctima de este delito con un importe de 50 euros. El conocimiento del caso ha puesto en alerta a la Policía Autonómica, que intenta identificar al sujeto. Éste habría actuado en los últimos años en la provincia de Lleida: cuatro denuncias en 2017, siete en 2018 y ahora esta nueva, en Cambrils. «La gente termina cediendo a sus argumentos y le da dinero. Son cantidades pequeñas, como máximo de 150 euros, que supuestamente le ayudan a viajar a ver a un familiar con una grave enfermedad. Es una fábula para engañar a la víctima».
Modus operandi
Mossos tiene un perfil aproximado del estafador y pide a los ciudadanos que si se encuentran con casos que sospechan que es un engaño, que lo denuncien. Cuanta más información, más cerca del delincuente se estará.
Como explica la subinspectora de Mossos, el hombre bien vestido se acerca a una persona de edad similar. El inicio de la conversación es neutro, pero poco a poco va buscando información personal para utilizar al final de su estrategia: ¿qué no me reconoces?, «Yo conozco a tu padre, madre, tío....». «A medida que tiene datos concretos los utiliza para hacer dudar a su interlocutor de si es un conocido de verdad y provoca cierta empatía entre estafador y víctima», explica la jefa de la comisaría de Cambrils.
Con la conversación ya llevada a su terreno, el estafador empieza a delinquir. Le argumenta que tiene alguien muy cercano a punto de morir (enfermedad terminal, cáncer...) y que está ingresado lejos de allí. Los casos ahora denunciados hablan de Pamplona, Barcelona. El estafador le pone sentimiento y busca derribar cualquier muralla de suspicacia de la víctima vinculando la persona que supuestamente se está muriendo con alguno de los familiares del engañado.
Con ello, la parte final de la estafa es la petición de dinero en efectivo «para viajar y poder ver al que se está muriendo», afirma Domènech. Las víctimas terminan cediendo y le dan dinero, incluso van al cajero y sacan efectivo. El estafador argumenta que está sin un euro y que la tarjeta se la ha comido el cajero al olvidarse del pin (una de las excusas). Carme Domènech admite que a la gente le puede costar denunciar este engaño, pero aconseja que lo hagan o bien en una comisaría o llamando al 112 «porque estaremos más cerca de cogerle», concluye.
