Apalea a un hombre al creer que había tirado a su pato y a su gallina en un contenedor

Ha sido condenado a cinco años de prisión por lesionar al hombre con el que convivía. El fiscal le acusaba de tentativa de asesinato

08 mayo 2018 19:24 | Actualizado a 15 mayo 2018 12:08
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Unas desavenencias por los patos y gallinas que tenía el agresor. Éste sería el desencadenante  del ataque que protagonizó dicho hombre hacía su víctima, a la que dio varios golpes con un palo y posteriormente puñetazos. Ahora, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Tarragona ha condenado al agresor a cinco años y dos meses de prisión y a pagar 16.000 euros de indemnización a la víctima, a la que no podrá comunicarse ni acercarse a menos de 200 metros durante diez años.

La Sala considera probado que cometió un delito de lesiones. La pena queda muy lejos de la solicitada por la Fiscalía, que calificaba los hechos como constitutivos de un delito de tentativa de asesinato y solicitaba 12 años de prisión

Agresor y víctima vivían en la misma vivienda, tipo unifamiliar, en la calle Monestir de Poblet, en el barrio marítimo de Coma-ruga. Cada uno ocupaba su planta. A ambas se accedía desde la calle por una puerta común, si bien en el interior el acceso a cada una era de forma independiente.

Ambos hombres se conocían de la localidad y por haber compartido trabajos esporádicos en el sector de la construcción. La relación, en los meses previos al 3 de septiembre de 2016, se había deteriorado. Además de las desavenencias de tipo laboral, la víctima le reprochaba que tuviera animales en casa –gallinas y patos– en condiciones insalubles, que habían provocado la aparición de pulgas. El denunciante le instó reiteradamente a que sacara los animales del inmueble.

Sobre las 10 de la mañana del 3 de septiembre de 2016, cuando el agresor caminaba por la calle, recibió dos WhatsApp, sin que haya podido determinarse desde qué número fueron remitidos. Contenían dos archivos fotográficos que mostraban a un pato y a una gallina vivos en el interior de un contenedor, vacío de basura.

«¿Dónde están mis animales?»

Minutos después, el acusado se dirigió hacia su vivienda para comprobar si se encontraban los animales. Acto seguido, cogió un palo –como los de pico de obra– y se dirigió al inmueble ocupado por la víctima. Rompió la puerta de acceso y se encaminó hacia la cama donde se encontraba durmiendo el denunciante. Mientras le gritaba «¿dónde están mis animales?», le propinó un fuerte golpe en el húmero y después al menos otros dos en diferentes partes del cuerpo.

La víctima quedó muy dolorida y aturdida. El agresor regresó a la habitación y le propinó algunos puñetazos, marchándose a continuación. Pese al aturdimiento, la víctima pudo llamar al 112, indicando que había sufrido una agresión e identificando al autor.

El herido pudo incorporarse de la cama y se dirigió al exterior del inmueble. Allí, además del agresor, ya que encontraban dos agentes de la Policía Local, que habían sido avisados previamente por una vecina que había escuchado gritos procedentes del interior de la vivienda. A los pocos segundos, la víctima desfalleció y cayó al suelo.

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