Los 'fura', la policía invisible de la Costa Daurada

Los Mossos d’Esquadra disponen de la unidad ‘fura’, agentes de incógnito que cazan maleantes en plena acción. La mayoría son por hurto, el delito más extendido en las zonas turísticas

02 julio 2017 15:21 | Actualizado a 13 noviembre 2017 19:08
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

El delincuente está apostado en una esquina de la calle Carles Buïgas. Mimetizado entre el ir y venir de viandantes. Es un día cualquiera de verano y el calor es insoportable en pleno centro de Salou. Sin embargo, una chaqueta tejana llevada en el brazo como si de una muleta de torero se tratara desentona en una calle de bañadores, sandalias, camisetas y gafas de sol.

Sin tiempo para reaccionar, tres sujetos se avalanzan sobre él. No los ha visto venir y no tiene escapatoria. Son Mossos d’Esquadra, los fura–como se apoda la unidad–. Intercambian palabras con el sujeto y le piden la documentación. Está fichado –no lo dudaban– y tiene unos cuantos antecedentes.

El ‘friolero’ de la chaqueta tejana no está solo en Carles Buïgas. Una mujer joven y guapa lo acompaña. Posiblemente un señuelo. Los ladrones aprovechan cualquier artimaña para despistar a la víctima y hurtar dinero, joyas, móviles, los objetos más frecuentes.

El tercer sujeto de este grupo organizadose mimetiza más en el ambiente. Sombrero, pantalón corto y una bolsa en la espalda que no levanta sospechas. La mochila está vacía a media mañana. En su interior es donde pretendían guardar el botín antes de desaparecer de Carles Buïgas para ‘pescar’ en otro punto de la Costa Daurada. Esta vez les ha salido rana, pero no tardarán en volver a actuar. Lo confirman los propios agentes de incógnito antes de desaparecer entre la multitud.

Cuesta seguir a los fura el rastro. Su mimetismo con el entorno es su tapadera y ello les permite ser eficaces. Si se queman (fichados por los hurtadores), están perdidos. Deberán dejar esta misión y coger otra en la comisaría. Este es el riesgo.

Del abrazo al fútbol

Los hurtadores de la Costa Daurada acostumbran a ser adultos. En función de la técnica de robose les apoda de una forma u otra: carteristas, descuideros, flirostas, mimosas... «Cada grupo tiene su técnica para aprovecharse de los descuidos de la víctima», explica Eduard Blanch, jefe de la comisaría de distrito de Salou y Vila-seca.

Este subinspector de los Mossos ya lleva 22 años en el cuerpo y conoce al dedillo que esta tipología de delito es la más extendida en las zonas turísticas de la Costa Daurada. «El hurtador profesional va directo al turista. Son presas fáciles», reconoce Blanch. Personas que están de vacaciones, relajados, con la guardia baja, con dinero en efectivo encima... 

Estos ladrones de poca monta vienen en verano a la costa a cazar a estos turistas. «Hay grupos de gente venida de Rumanía que admiten que con el ‘trabajo’ en verano viven todo el año en su país», reconoce el subinspector.

Blanch añade que «si la mayoría de delitos que se contabilizan en una zona son hurtos, pienso que ejercemos una buena actuación policial». El jefe de la comisaría remarca que el trabajo no sólo es de Mossos. Hay coordinación con otros cuerpos de seguridad, sobre todo de las policías locales de Salou y Vila-seca. La primera dispone también de sus agentes de incógnito y la segunda sólo utiliza esta unidad para el cumplimiento de ordenanzas.

Para el subcomisario, «el hurto no sería un problema grave dentro de la tipología de delitos, aunque sí provoca malestar a las víctimas. Pero a diferencia de otros delitos, en éste no hay forcejeo, no hay lesiones, no hay violencia ni daños a la víctima... El hurto debe combatirse como el resto, pero es el que menos peligro corre la víctima».

Las horas de la comida

Es la hora de comer y los fura se han mimetizado por el paseo Jaume I, cerca de los establecimientos de fast food. Es la hora de comer y las terrazas de los bares o restaurantes pueden ser luegares propicios.

Uno de los fura se fija en un grupillo que están cerca del McDonals. No se fía de su actitud y a la mínima les pide la documentación. La base de datos confirma sus sospechas. Son hurtadores habituales y estos son nacionales, con domicilio en Reus. Son jóvenes. Tienen menos de 20 años y alguno con un historial que empieza a ser extenso.

Los fura siguen de ruta. Al igual que otras unidades trabajan las 24 horas del día y se relevan. Esta vez se dirigen a la playa Llarga, al camino que sube de la arena hasta la calle Vendrell.

Dos extranjeros ebrios y una moto no encaja en el sexto sentido de los agentes. El aspecto de uno no es desconocido. Cocaína, marihuana y algo de calderilla en los bolsillos. La central confirma quien es el sujeto. Este tipo es peligroso.

El historial lo refleja: violencia sexual y robos con fuerza son parte de sus antecedentes, aunque ahora no tiene nada pendiente. «Posiblemente la droga confiscada sea la venta de algo robado en la arena», apunta un agente. Teléfonos móviles a cambio de droga son trueques habituales. El hurtador ya no tiene la mercancía y el comprador ya empieza a moverla para recuperar su inversión. Así funciona.

«Los hurtadores buscan cosas prácticas: dinero, móviles, joyas. Elementos de los ¡ que puedan desprenderse fácilmente y no pueda incriminarles. Las joyas y los móviles difícilmente se quedan en el territorio. Cada vez más detectamos que se exportan a otros países para evitar su localización», explica el subinspector.
La jornada sigue. Los fura desaparecen de nuevo. Quizá vayan a la estación de autobuses o a la del tren. Quizá se mimeticen en los accesos de PortAventura. Su misión consiste en detectar, identificar y detener, si es preciso, a los hurtadores. Cuantos menos haya en la calle, más seguro está el turista de la Costa Daurada.

Comentarios
Multimedia Diari