Los neandertales también se acicalaban

Hallan en la Cova Foradada, en Calafell, restos de elaboración de un collar con la garra de un águila imperial. El descubrimiento arroja luz sobre el comportamiento simbólico de esta especie

02 noviembre 2019 08:40 | Actualizado a 02 noviembre 2019 09:49
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

«Hace 50 años los neandertales se veían como primitivos, brutos, que se extinguieron porque no estaban tan bien adaptados como nosotros, los Homo sapiens. Que no tenían lenguaje y que vivían del carroñeo», cuenta Antonio Rodríguez-Hidalgo, investigador asociado del Instituto de Evolución en África (IDEA Madrid) y del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), sito en Tarragona.

Sin embargo, los descubrimientos en las últimas dos décadas han obligado a los especialistas a replantearse ese punto de vista. El último de los hallazgos en este sentido lo ha arrojado nuestro territorio, el yacimiento de la Cova Foradada de Calafell, en la que es la primera evidencia en la Península Ibérica. Se trata de restos de elaboración de ornamentos personales, lo que podría ser un collar, con garras de águila imperial ibérica (Aquila adalberti). Concretamente confeccionado con la pata izquierda del animal.

Cognición moderna

«En estos restos encontramos marcas de procesamiento, de corte, marcas hechas con las herramientas de piedra para cortar parte de esas patas. Por el tipo de hueso en el que se encuentran y el tipo de marcas que son, podemos saber que se relacionan con la extracción de la última falange del animal, lo que es en sí la garra del águila», explica Antonio.

¿Con qué fin el hombre de Neandertal podría querer extraer la garra del águila? Este profesional aclara que en otros yacimientos del paleolítico superior, de Homo sapiens, «de nuestra especie y también en manos modernas de sociedades tradicionales como los aborígenes australianos o los indios americanos se utilizan para hacer elementos de tipo simbólico, normalmente collares, brazaletes, colgantes...».

Justamente, los investigadores determinan que en el caso de la Cova Foradada de Calafell, el águila no se manipuló para su consumo, sino con una finalidad simbólica. Un hallazgo que conlleva muchas cosas tras de sí. «El ornamento transmite un mensaje y está muy relacionado con el desarrollo del lenguaje complejo y con el desarrollo de una cognición de tipo moderna. La aparición del arte, del acicalamiento personal para transmitir ideas y mensajes abstractos», puntualiza.

La intención exacta de ese mensaje se desconoce, pero los investigadores saben a ciencia cierta que están relacionados con la pertenencia a un clan concreto o a un tipo de cultura. «Es un elemento que también aparece en otros yacimientos del sur de Europa, como en el norte de Italia, el sur de Francia y concretamente el más antiguo, en Croacia». Este hallazgo de Calafell sería «el último collar elaborado por ellos». Es decir, el más reciente de entre los neandertales porque corresponde a unos 39.000 años, que es cuando prácticamente desaparecen.

Este uso de las garras como ornamento podría haber sido una transmisión cultural de aquellos hombres hacia los humanos modernos. Como apunta Antoni Rodríguez-Hidalgo, «el comportamiento simbólico de los neandertales los acerca mucho al de los sapiens». O, lo que es lo mismo, no somos tan distintos como parece.

Los trabajos en la Cova Foradada empezaron en 1997 de la mano del IPHES y de la Universitat de Barcelona (UB). El hallazgo pertenece a la cultura châtelperroniana, de los últimos neandertales que vivieron en Europa y que coincidió con el momento en que esta especie entró en contacto con los Homo sapiens sapiens. La revista ‘Science Advances’ se hace eco de la noticia en su portada.

Comentarios
Multimedia Diari