Los vecinos de Creixell, contentos con su esperado socorrista

Playas Los vecinos y los turistas del municipio se alegran de que este año, por fin, disfruten de este servicio que han recuperado tras seis años

08 agosto 2018 08:49 | Actualizado a 08 agosto 2018 09:03
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La mar se encuentra tranquila y el sol pega más que nunca a las cuatro de la tarde un martes cualquiera de verano en la playa del municipio costero de Creixell.

Entre toallas, sombrillas y sillas de la playa se encuentra una torre de vigilancia -en medio de la playa de 2k- que pertenece a un socorrista.

Un vigilante de la playa que desde hace seis años que los vecinos y los turistas de Creixell no tenían y que era una de las cosas que reclamaban a su consistorio.

«No era normal que nosotros fuéramos el único municipio de la costa que no tuviera socorrista», declara Sonia Gómez, una madre de dos pequeños que disfrutan haciendo castillos de arena y pozos en la orilla de la playa.

Sensación de seguridad

En general, la opinión del público que acude periódicamente a la playa de Creixell es que, este año, se ha ganado seguridad en la playa por las cosas que puedan pasar.

«Tener un socorrista me provoca más seguridad, sobre todo por mis hijos, porque con niños pequeños puede pasar cualquier cosa en cuestión de segundos», asegura. Y añade: «Si sucede algo, sé que el socorrista está aquí y que puede actuar rápidamente».

Creixell tiene una playa que, pese a no ser excesivamente turística -comparándola con la de las de la zona como la de Torredembarra o Salou, por ejemplo- siempre acoge turistas y, sobre todo, gente con segunda residencia en el municipio en estos meses de verano.

Anne, una francesa que lleva dos años acudiendo a la playa del municipio, este verano se ha sorprendido al llegar y ver a un socorrista en la playa: «No me esperaba encontrarme un socorrista; pensaba que no se iba a tener, igual que el año pasado; pensaba que era lo normal en Creixell».

Y añade: «Yo me siento más segura si veo que hay un socorrista que vigila la playa por si algo pasa, a mí o a cualquiera de los bañistas; como dicen, mejor prevenir que curar».  

Emma, una inglesa cuyo verano es el primero que viene a Creixell, asegura que ella se «pensaría dos veces antes de venir a una playa sin socorrista», simplemente por el hecho de que «en la zona hay muchas playas y todas tienen socorrista, ¿por qué vendría a una que no lo tiene?», se pregunta retóricamente la inglesa, que ha venido este año a visitar a una amiga y que, al principio, se mostraba confusa ante la idea de una playa sin un socorrista que la vigile.

¿Más gente que el año pasado?

Un grupo de mujeres se encuentran sentadas con sus sillas plegables en la arena pasando el rato mientras observan a la gente pasar. «Yo creo que este año hay más gente que el año anterior, o al menos a mí me da esa sensación, vaya», declara Carmen, que lleva años viniendo a la playa de Creixell.

Y, convencida, dice que para ella «no ha cambiado nada» porque ella seguía viniendo a la playa los años anteriores cuando no había servicio de socorrista.

«Cuando era joven nunca habíamos tenido socorrista y no pasaba absolutamente nada, era lo más normal en las playas», asegura la mujer mientras sus amigas, sentadas a su lado, asienten con la cabeza en aprobación. 
2012, adiós al socorrista

Desde 2012 que Creixell no disponía de un socorrista en su playa por problemas financieros y económicos del Ayuntamiento del municipio. En 2011, el equipo de gobierno en aquel entonces heredó una deuda de cerca de 13 millones de euros y esto provocó que al siguiente verano se tuviera que prescindir del servicio de socorrista, ya que no es obligatorio según señala la Ley de Costas, para poder reducir gastos municipales.

El servicio de socorrismo les costaba al Ayuntamiento entre 45.000 y 50.000 euros.

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