Marina Ordoño: «Debido a la pandemia tuve que estar sola. había mucho silencio»

Luchadora contra el cáncer

23 enero 2021 22:20 | Actualizado a 24 enero 2021 12:36
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Chispa corretea juguetona y le gusta estar en brazos de Marina. «La adopté cuando me detectaron el cáncer». Por eso la Yorkshire tiene el nombre de Chispa. Porque iba ser un rayo de vida. La fuerza que se iba a necesitar ante lo que entonces era miedo. «Pero yo tenía claro que iba a plantar cara», explica Marina.

Esa lucha comenzó en un ya distante 2019. Un noviembre de cuando nada hacía presagiar la amenaza que iba a llegar. De cuando parecía que sencillamente la vida transcurría.

«Me di cuenta yo sola. Por la mañana. Me toqué y noté unos bultos en el pecho. Le dije a mi pareja que debíamos ir al hospital».

Marina Ordoño, vecina de Calafell, es auxiliar sanitaria, educadora de perros y presidenta de Protección Civil de la localidad. Muy conocida en todo el Baix Penedès. Aquel noviembre de 2019 cambiaron muchas cosas. «Soy sanitaria, sabía lo que sucedía».

Poco después de constatar su estado, se desató la alarma mundial, la pandemia, las muertes, las restricciones, la incertidumbre... «Pensé que por las circunstancias todo esto lo iba pasar muy sola». Porque su pareja no podía acceder a los hospitales, a acompañarla en los tratamientos, en los ingresos. Sólo la distancia.

Se fue el color

«Se tiene miedo por lo te pueda pasar... Y tristeza por lo que estaba sucediendo en el mundo. A todo se le había ido el color», explica Marina.

Los tratamientos para enfrentarse a la enfermedad los siguió en El Vendrell. Quimioterapia, radioterapia... la operación. ¿Y sola? «Eso fue muy duro. Había mucho silencio. Como yo digo: faltaba música en la vida. Estaba todo muy silencioso».

Había mucho tiempo para pensar. «Se le da mucho a la pelota». Y los tratamientos son duros. «Tuve muchos vómitos, molestias, malestar... Fueron seis meses muy largos». Y mientras la pandemia seguía impregnándolo todo. Con un halo de silencio.

No rendirse

«Es verdad lo de que uno de los momentos duros es cuando empiezas a perder el cabello. Cuando en la toalla del baño ves esos mechones. Te das cuenta de lo que hay». Pero quizá también es cuando tienes esa primera chispa de fuerza. De que se va a salir.

Y Marina empezó a ponerle música. «Me acordaba de los míos. Familia, compañeros sanitarios, alumnos de adiestramiento de perros, compañeros de Protección Civil....». Su chispa.

«Empecé a escuchar mucha música». Pop español. Amaya Montero, Alejandro Sanz... «Regetón y rap flamenco, que me gusta mucho». Autores como Haze, Gala Évora... «Me ayudaron a pasar unas horas muy largas».

Marina Ordoño sabe de la dedicación de los sanitarios porque es uno de ellos. Porque los ha visto trabajar. Si todo el sistema se sostiene es por ese esfuerzo de quienes están en primera línea a pesar de todo. De recortes, de trabas, de la incapacidad de muchos dirigentes...

 

La operación fue bien. «A los cuatro meses comienza a salir de nuevo el cabello. Eso da mucho ánimo». Pero quedaba por delante un gran esfuerzo. «Porque había sesiones de quimio y te agotan.Sólo tienes ganas de quedarte en casa».

En ese momento Marina destaca a su Chispa. Y a sus perros. Dejó la ambulancia como sanitaria por motivos de prevención. «Pero los perros me obligaban a sacarlos a pasear. Ayudaron a la recuperación. Me forzaba a salir de casa y pasear».

La soledad

Recuerda que «muchas mujeres han estado durante este año de pandemia en tratamientos contra el cáncer. Y lo han tenido que pasar solas por las restricciones». Por eso solo se siente «una más». Marina ya está en casa, «pero hay muchas personas que siguen en los hospitales y en tratamientos difíciles».

Cuando pasea por el paseo marítimo junto a Chispa se acuerda de todos. «De los largos silencios». Pero sobre todo «de que pese a todo hay que luchar».

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