Muere una perra en Cunit por la traca de las fiestas mayores

El Ayuntamiento asegura que revisará el protocolo de uso de la pirotecnia 

15 julio 2021 17:53 | Actualizado a 15 julio 2021 18:24
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El Ayuntamiento de Cunit en las pasadas fiestas repartió las actividades pirotécnicas por el municipio debido a la situación de pandemia para evitar un punto concreto con aglomeraciones.

Una de las cuatro ubicaciones estaba junto a los colegios. Pero a 200 metros de esa zona vive una familia que tenía una perra. Según ha explicado la propietaria del animal, que se llamaba Licia, y que fue adoptada hace seis años, falleció de una parada cardiaca debido a los petardos que se lanzaron cerca de su casa.

La propietaria de Licia explica que la traca final fue de gran intensidad. La organización animalista Faada lamenta que el Ayuntamiento no avisase de ese emplazamiento para lanzar los fuegos y que hubiese permitido a la familia tomar medidas para proteger a la perra.

Dar a entender

La entidad espera que la situación sirva para «dar a entender a todas las administraciones que aún se resisten a encontrar alternativas éticas a los petardos tradicionales, las graves consecuencias que pueden tener sus decisiones».


El Ayuntamiento de Cunit ha visitado a la propietaria del animal lamentando los hechos. Señala que el cambio de ubicación de los fuegos artificiales no permitió avisar con antelación dónde se iban a lanzar.

El alcalde de Cunit, Jaume Casañas, explica que «repensaremos la manera de lanzar los fuegos artificiales para minimizar al máximo las molestias a las mascotas». Se convocará una mesa de trabajo sobre el uso de la pirotecnia en el municipio. En otras localidades como en Calafell se han impulsado iniciativas vecinales para pedir el uso de pirotecnia que no sea ruidosa. En las pasadas fiestas el consistorio ya pidió a los ciudadanos que la usasen y restringiesen el uso de la ruidosa.

Ráfaga

En la carta que la dueña de Licia ha escrito al Ayuntamiento de Cunit señala que «una ráfaga de fuegos artificiales de este tipo no era necesaria para alegrar a la gente. Hay miles de alternativas».

 

Desconociendo que los petardos se iban a lanzar tan cerca de casa, la familia fue a ver las paradas de la playa. Cuando escucharon los petardos pensaron que los dos perros que tienen se habían quedado en casa. «Cada año entorno a Sant Joan nos vamos de Catalunya para evitar que sufran las consecuencias de esta fiesta sin sentido ni control».

Al regresar a casa la familia encontró al animal muerto. Ahora esperan que la situación sirva para reflexionar sobre las consecuencias de la pirotecnia.

La entidad de Cunit Peludos Felices Moreras ya ha presentado una propuesta en los presupuestos participativos para que se busque una altrnativa  alos fuegos que no afecte a ciudadanos, medio ambiente y animales.

Mira la carta de la dueña de Licia dirigida al Ayuntamiento de Cunit:

Carta al Ayuntamiento
Buenos días,

Desde hace 2,5 años vivo en Plademar, con mi pareja, 2 hijos, 2 gatos y 2 perros, censados, castrados e identificados.
En realidad, ya sólo nos queda 1 perro.

El pasado sábado por la noche, nuestra perra Licia, murió debido a la traca final de fuegos artificiales que se hizo en la zona.

Agradecemos que el Ayuntamiento quiera alegrar a la ciudadanía, después de tantos meses de pandemia, con fiestas y toda una serie de actividades este verano. Pero una ráfaga de fuegos artificiales de este tipo no era necesaria para alegrar a la gente. Hay miles de alternativas.

Hace ya mucho tiempo que colectivos animalistas, ecologistas y también grupos de apoyo a personas con necesidades especiales, piden a los gobiernos que se deje de utilizar pirotecnia sonora. Hay alternativas silenciosas. Los efectos que la pirotecnia tradicional tiene sobre personas, animales y medio ambiente en general son horribles.

Y yo lo he vivido de primera mano este fin de semana, con mi familia. Nadie, ni siquiera los que estaban informados del programa de las fiestas, tenían conocimiento de donde se harían los fuegos artificiales. Ningún vecino de la zona era consciente de que al lado de casa se produciría por la noche del sábado un estruendo así. No estábamos avisados, y no nos pudimos preparar.

Nosotros esa noche habíamos salido a ver las paradas en la playa, fuimos caminando, no queremos utilizar el coche si no es necesario. Cuando escuchamos que había fuegos artificiales enseguida pensamos en nuestras dos perras, que se asustan muchos con estas cosas, como la mayoría de animales. Cada año, en los alrededores de San Juan, nos vamos de Cataluña para evitar que sufran las consecuencias de esta fiesta sin sentido ni control. Los fuegos duraron poco en la playa, pero no sabíamos que, justo después, y justo al lado de nuestra casa, se produciría un “bombardeo” así. Volvimos a casa alrededor de 1 hora después de los fuegos. Y nos encontramos una de las perras muerta. De hecho, la encontró mi hija de 9 años al entrar en el comedor. Un espectáculo: la perra metida entre los barrotes de la escalera, rodeada de cacas y babas. Mis intentos de reanimarla no sirvieron de nada, de hecho, enseguida el rigor mortis que empieza por las patas de atrás me hicieron entender de que el animal llevaba muerto desde los fuegos. Mi hijo de 4 años lloraba desconsolado diciendo «Malditos petardos».

Llevamos todo el fin de semana dándole vueltas, qué podríamos haber hecho mejor nosotros para evitar esto... estar en casa tal vez. No sabemos si le habría dado este ataque igualmente estando en casa nosotros, los vecinos y vecinas nos cuentan que sus perros tam
bién estuvieron a punto de sufrir un infarto porque el “bombardeo” sonaba como si los petardos estuvieran dentro de las mismas casas. Pero por lo menos, Licia no habría muerto aterrorizada y sola. Si al menos nos hubieran avisado a los vecinos y vecinas de que aquella noche a esa hora se realizaría una ráfaga de petardos tan cerca, seguramente nos habríamos marchado a Aragón o a Francia, o nos hubiéramos quedado en casa con la música bien fuerte y abrazando nuestras perras.

Deseamos que el Ayuntamiento de Cunit, y de tantos otros lugares, den el paso de una vez y busquen alternativas. Como mínimo, si no hay todavía suficiente valentía para enfrentarse a los que tachan de animalistas locas a las personas que empatizan con los animales, se podría por lo menos informar a la ciudadanía de los decibelios a los que llegarán los petardos en sus vecindarios, o poner avisos en las calles antes del evento.

Ya no hay nada que podamos hacer por Licia, seguramente en estos instantes la estén incinerando (la tuvimos que llevar esa misma noche a una clínica de Calafell para dejar su cuerpo inerte)... pero aún se puede respetar la vida del resto de ciudadanas y animales de la ciudad.

Por favor, tengan en cuenta lo que ha pasado para el futuro.

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