N-340 por l'Arboç.... como hace 50 años

Son casi 30.000 los coches y camiones los que a diario pasan por la carretera N-340 por el centro de L’Arboç.

Mucho más que hace décadas cuando las furgonetas DKW o los camiones Barreiros y Ebro eran los vehículos pesados que circulaban por aquella carretera N-340.

Pero décadas después la carretera sigue siendo la misma. Encajonada entre casas que se han mantenido. Quizá entonces era un privilegio estar a pie de carretera, pero hoy es un suplicio y un riesgo para los vecinos de la localidad.

El blog Històries del Transport per Carretera de Catalunya ha recopilado unas imágenes, aportadas por Jordi Núñez, que muestran cómo era la carretera hace más de 40 años (1966) y que las tomó Julià Suau. Esas fotos permiten calibrar cómo ha quedado de desfasada la N-340.

Porque las cosas no son como cuando a pie de carretera estaba el bar Topolino y que entonces era «ideal para distraerse con la circulación de vehículos», como señalan en Històries del Transport per Carretera de Catalunya.

L’Arboç es el único municipio por donde la N-340 todavía pasa por el centro del pueblo. De nada han servido las quejas durante décadas de ayuntamientos y vecinos. De nada han servido los cortes de carretera y las retenciones. Ni los accidentes y atropellos.

En L’Arboç han visto además como en localidades cercanas como La Gornal o Bellvei la transitada carretera salía del centro urbano con variantes. Ahora los vecinos de L’Arboç esperan que se cumpla la promesa de que los camiones deban ir por la autopista AP-7 y dejar la N-340. Ya sería una mejora. Un respiro de humos y ruidos porque los trailer de hoy no son los Barreiros de hace 40 años.

Aunque la solución que sacaría gran parte de la circulación del centro urbano es la gratuidad de la autopista AP-7 entre Vilafranca del Penedès y Torredembarra. Esa gratuidad haría que la autopista fuese una variante de L’Arboç sin necesidad de grandes inversiones ni de afectar al territorio con nuevas infraestructuras.

El elevado tránsito afecta a la vida y seguridad de los vecinos que deben cruzar la carretera a diario para sus gestiones con el riesgo que supone. 

El exceso de velocidad, además, de algunos conductores, llevó al Consistorio a reclamar la instalación de un segundo semáforo en la travesía, lo que además convierte a la zona en punto de retenciones para desesperación de vecinos y conductores. 

En cuatro décadas, sólo las rotondas a cada entrada de la travesía han aportado algo nuevo a la imagen de la N-340 a su paso por L’Arboç.