Primeras bodas civiles tras el desconfinamiento

Crónica. La Torre Vella de Salou vivió ayer un doble y singular enlace nupcial. Primero se casó Polina para que a continuación lo hiciera su madre

07 junio 2020 07:30 | Actualizado a 07 junio 2020 07:36
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Permítanme que antes que nada levante mi copa -imaginaria- para brindar por la salud y la felicidad de los novios, ahora ya matrimonios. Y digo bien matrimonioS (en plural) porque el evento que tuvo lugar el sábado al mediodía en la Torre Vella de Salou fue un doble casorio. Curioso. Pero aún lo es más si pensamos que madre e hija fueran las novias de sus respectivos enlaces civiles.

El coronavirus ha hecho que muchísimas parejas vieran truncados sus planes de boda por la pandemia. Algunos confiaban en que solventarían la circunstancia a las primeras de cambio. Cuando el tiempo y la autoridad (Pedro Sánchez) lo permitieran. Y eso es lo que hicieron Polina y Alex y a continuación Maria y Fernando.

A las 12.30 horas poco más de una quincena de invitados se adentraron en la Torre Vella para rendir homenaje al amor de ambas parejas y, de paso, aprovechar para tomar una buena ración de sol. Porque los 24 grados que marcaba el termómetro eran a la sombra, escasa, y los novios debían hacer frente a casi los 30 que pegaban de lleno.

El altafullense Alex Ricard esperaba en el patio de la Torre Vella a la llegada de Polina. La novia, ucraniana de la localidad de Zaporiyia, entró blanca y radiante con un precioso vestido y entre la admiración de los presentes, familiares y amigos. Del brazo de su amigo Claudio Fabriques, Polina llegó hasta las dos sillas reservadas para los contrayentes.

Mientras, tras el atril, les esperaba Pedro Madrona, concejal de Control Executiu de Concessions i Contractes; Projectes Urbans: Control d’Execució d’Obra Pública; Platges: Manteniment, Reparacions i Adequacions; i Protecció, Gestió i Ordenació del Paisatge. Esperando no tener que hacer uso de su responsabilidad en el apartado de reparaciones, Madrona les dio la bienvenida y les recordó las normas legales sobre las que se sustenta todo enlace civil. Mientras, alguna risa entre el público asistente. Precisamente, una de las que más se harían notar sería Maria, la madre de la novia, a quien minutos después le llegaría el turno de pasar por el mismo trance.

Mascarillas, distancia y gel

Con la música de fondo primero de Hoy te prometo de Il Divo y luego de Viva la vida de Coldplay, el concejal recordó que oficiaba el enlace en representación del alcalde de Salou mientras le pedía a la joven pareja que basaran su compromiso en la fidelidad, la fortaleza y el bien de la familia. Unas palabras que emocionaron a grandes y pequeños y que sirvieron de puente para el momento en que debían ponerse las alianzas. Fue una amiga de la novia quien se acercó hasta el lugar para que se produjera el intercambio de anillos. A las 12.40, Madrona anunciaba el clásico «yo os declaro marido y mujer». Fueron tan sólo diez minutos, pero parecieron toda una vida por su intensidad. Y la temperatura.

Pasados los primeros nervios, recién casados y testigos se encargaron de estampar su rúbrica en los documentos por triplicado. Ahora sí que la tensión había desaparecido y amigos y familiares, discretamente, se atrevieron a gritar el «¡viva los novios!». Fue el momento en que la fotógrafa oficial aprovechó para juntar a amigos y familiares de con la nueva pareja formalizada.

Por su parte, Maria Haniukova y Fernando Fuertes Pardos ya se habían empezado a movilizar para acercarse hasta las dos sillas de los contrayentes. Habían estado en un discreto segundo plano a lo largo de aquellos minutos y llegaba el momento de convertirse en los nuevos protagonistas de la mañana. Se da la circunstancia de que Fernando es de la misma localidad zaragozana del concejal Madrona, Daroca, de ahí que hubiera lazos aún más estrechos.

Si primero fue Maria quien, luciendo un vestido verde, se sentaba en una de las dos sillas de madera con el ramo en la mano, luego sería Fernando quien lo haría no sin antes hacer un amago de irse. En realidad, iba a saludar a otro de los presentes mientras aprovechaba y recogía su mascarilla. Porque otra cosa no, pero hubo mascarillas, distancia social y gel hidroalcohólico. Nadie se saltó las normas básicas.

La ceremonia también fue sencilla y con testigos muy especiales en primera fila, la hija de Maria recién casada y su nuevo yerno. También los familiares de Fernando no faltaron a la cita.

Otra cosa será el anhelado banquete doble de bodas. Debido a las actuales circunstancias, tendrá que esperar... hasta septiembre.

Comentarios
Multimedia Diari