Recuerdos y postales de aquel Salou que fue la ‘Playa de Europa’

Reportaje. La capital de la Costa Daurada vivió su primer gran ‘boom’ en las décadas de los 60 y 70. Por entonces, la población fija no había alcanzado las actuales cotas

11 noviembre 2019 15:53 | Actualizado a 11 noviembre 2019 16:17
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Salou fue de los años 60 a los 90  una marca turística de referencia europea e internacional que brillaba con luz propia bajo el eslogan ‘Salou, Playa de Europa’. Fueron los años en que el gran ‘boom’ turístico de la localidad se acrecentaba según transcurrían las décadas. Ahora, a las puertas del 2020, la capital de la Costa Daurada se ha consolidado como un destino turístico de primer orden.

 Pero para que esta realidad se haya materializado fue necesario un impulso que llegaría desde las propias entrañas de aquella sociedad salouense, que apostaba por crecer y en la que con una población escasa pero estable se encaminaría hacia el actual Salou, atravesando mientras la segregación de Vila-seca.

Especialmente significativos fueron los años 60 y 70, perfectamente recogidos en la última publicación de Joan Sardiña, donde repasa extraordinariamente las memorias de un momento crucial para el porvenir de la localidad.

Campings y hoteles
En su repaso a los anales de la localidad, en el que recuerda que Salou ya fue municipio independiente en la República, la obra Carrers mullats, calaixos eixuts. Els negocis singulars de Salou explica de forma sencilla y clara  la historia comercial salouense.

"He tardado quince años en escribir este libro"

El nombre de Joan Sardiña es sobradamente conocido en Salou. Mientras ultima su colaboración en el próximo trabajo, 'Salou desaparegut' junto con Judit Prat, acaba de dar a luz 'Carrers mullats, calaixos eixuts. Els negocis singulars de Salou', una obra imprescindible para conocer de primera mano el aspecto histórico del comercio salouense.

No en vano, ya en el siglo IV se atestiguan escritos que hacen referencia a Salou como lugar de paso de los comerciantes que navegaban por el Mediterráneo.

Y es que el comercio salouense ha tenido siempre un relieve especial entre la sociedad local. Algunos de aquellos negocios que durante dos décadas tuvieron un realce significativo sirvieron para fraguar futuras empresas que a día de hoy son iconos en Salou.

Por ejemplo, la familia Blasi fue una de las pioneras en los establecimientos de camping. Contaban con un terreno agrícola denominado Sangulí y, tras explotar la finca para extraer material para la construcción, decidieron reorientar el negocio hacia el sector turístico. Fue en 1972, concretamente en aquel verano, cuando se inauguró oficialmente el Camping Sangulí. Esteve Blasi Ferran, un salouense emprendedor, decidió años más tarde apostar por la ampliación del negocio, lo que le llevó a crear otro referente vacacional, el Camping Cambrils Park. Pero la apuesta familiar no se quedó ahí, dado que a día de hoy el negocio sigue creciendo gracias a la construcción de modélicas instalaciones deportivas o a la innovación temática de alguno de sus establecimientos.

También la familia Miarnau creyó en el sector del camping, entre otros muchos negocios, y fundó el Camping La Siesta en 1968. Situado en pleno corazón de Salou, el negocio también se ha ido expandiendo y mejorando considerablemente, como demuestran las últimas mejoras inauguradas este mismo año.

El del hospedaje fue uno de los elementos claves para entender aquel primer ‘boom’ turístico. Junto con los campings surgieron algunos de los actuales hoteles de la zona. En aquellos inicios de los 70 se construyeron el Hotel Las Vegas (1970), el Hotel Augustus (1973) o el Hotel Cala Font (1973). Previamente, ya se había levantado otro icono hotelero en Salou, como es el caso del Hotel Planas, o el  emblemático Hotel Mónaco (anteriormente Hotel Germà). Estos dos últimos casos, ubicados en la calle principal.

Por contra, desde entonces se ha perdido una gran cantidad de patrimonio arquitectónico, como ocurrió con los casos del Xalet Punyed, el Xalet de Pedrol Rius, el Xalet María Cristina, el Xalet del doctor Cavallé, el Xalet Gras, el Hotel La Terraza, el Hotel Llurba o la antigua aduana del Port (situada en plena calle Barcelona).

Salas de fiesta y discotecas
También las salas de fiesta, boites y discotecas proliferaron de forma especial en los 70, aunque alcanzarían su mayor expansión en los 80 y 90. Nombres como El Caballo Blanco, Georgia, Le Saint Germain, Mocambo, Alhambra, El Rancho, Don Quijote, Kanguro, Tramps, New Liberty, Acapulco Club, Sala Quartier, Pachá Salou o las todavía activas La Cage y Flash Back han dejado constancia del atractivo de Salou como punto de encuentro y diversión para los jóvenes de la época.

En el apartado de los establecimientos comerciales son también abundantes los nombres y apellidos familiares que han dejado y siguen dejando huella. Entre ellos están las familias Roig, Sardiña, Borràs, Boquet, Vilaplana (Heladerías La Ibense), Companys, Llauradó (Fernan’s), Pascual (Pastelería-Cafetería Ramon), Oliva, Rofes, Nolla, Pedrola, Salceda, Font, Pla, Orts, Ferran, Alcoberro, Ollé, Bertomeu, Bermusell, Germà... 

Muy probablemente es en el periodo comprendido entre la Guerra Civil y la transición democrática cuando comenzaron a afianzarse las bases del comercio salouense. Personas llegadas de diferentes puntos de España y del extranjero, además de los naturales de Salou, apostaron por una aventura que les llevaría (probablemente sin pretenderlo) a gestar los comienzos de un municipio que se consolidaría como un gran atractivo en los siguientes años.

Para los nostálgicos, fueron años de otro Salou, el que se encumbró como un imán que atraía el turismo de sol y playa... de toda Europa.

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