Recuperan una imagen del Rey José de l'Arboç

El singular personaje nació en 1850 y presidía fiestas y actos populares autoproclamado como monarca

06 enero 2018 17:56 | Actualizado a 08 enero 2018 10:49
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Nunca faltaba en los actos más solemnes de l’Arboç. Y en los festivos. Con su traje y su sombrero. En la plaza, la iglesia, en el Ayuntamiento... Con su porte de monarca. Saludando a todos junto a las autoridades locales. Porque no sólo en su mente fue una autoridad. Los vecinos de la época ya lo tenían como el rey que era.

El investigador de las historias locales del Penedès, Josep Arasa, escuchó hablar por primera vez del Rey José de l’Arboç en las narraciones de su bisabuela Antonia Salinas Saloni. 

Tras la cena
«Entonces no había televisión y los cuentos junto a la mesa después de la cena eran una de las principales distracciones en las familias», explica Arasa. «Y la abuela sabía muchas de esas historias. Todas apasionantes».


Aficionado a la historia del Penedès, Josep Arasa comprobó con el tiempo que aquel Rey José de l’Arboç del que hablaba la abuela fue mucho más que una leyenda popular. Y que los más mayores también escucharon hablar de él a sus abuelos.

Muy querido
«El Rey José fue uno de esos muchos personajes que hay en todos los pueblos y que por su singularidad son muy queridos por todos. Estrafalario, quizá, pero a quien todos de alguna manera cuidaban».

Aquel autodenominado Rey de l’Arboç fue Josep Plana i Romagosa. De hecho el título que se puso fue el de Don José Gran Rey de España. Así por lo menos lucía en la entrada de su casa, que estaba en el número 28 de la Rambla. «Entre el antiguo Café de la Rambla y Cal Punet», explica Josep Arasa.

Josep Plana i Romagosa nació en 1850 en la que se conocía como Cal Viló, en la calle Jussà de l’Arboç. Entre Cal Puntet y el Café de la Rambla. La tradición oral relata que aquel vecino vestía de forma estrafalaria pero siempre aparentando sobriedad y la elegencia que se exige a un monarca.

En todos los actos
Los vecinos de l’Arboç apreciaban a su rey y hasta las autoridades locales le invitaban a estar en primera fila en los actos festivos. Allí, junto al alcalde, Don José Gran también recibía el saludo de sus vecinos. Esa popularidad trascendió de l’Arboç y el singular monarca también era muy conocido en la comarca.

Era muy aficionado a la escultura y a la pintura. Así decoró toda la fachada  de su casa. Dejando claro en una inscripción que era el lugar de residencia de Don José G. Rey de España. Posado año 1896. Josep Plana i Romagosa murió en 1925.

Fira modernista
En la pasada edición de la Fira Modernista de l’Arboç un grupo de vecinos quiso recordar al Rey de l’Arboç y creó un colectivo ambientado en la época en la que el  singular monarca ejerció su reinado. Los Amics del Rei Josep pretendían recuperar la imagen de aquel vecino para que no caiga en el olvido.

Durante la Fira a Arasa, que ya tiene 70 años,  le vino a la memoria las narraciones de la abuela Antonia. «Unas historias que han de rescatarse para dejar constancia y que no se olviden». 

Imagen
Así,  ha recopilado toda la historia que ha podido sobre el singular personaje. Destaca que incluso ha logrado rescatar la que quizá sea única imagen de Josep Plana i Romagosa en la que el monarca está a la puerta de su casa y donde lucía la pintura de Don José. Rey de España, que él mismo pintaría.

El investigador  explica que no ha sido fácil encontrar la imagen. En aquella época las cámaras fotográficas sólo las tenían unos pocos retratistas y tampoco se sabía quién podía conservar una foto de ese monarca. 

Esteve Cruanyes
«Pero algo tenía que haber por la singularidad del personaje», señala el historiador. Y lo encontró entre el legado que dejó el también historiador y cronista local Esteve Cruanyes (1925-2010) que durante décadas escribió numerosos artículos y libros de temática de l’Arboç. 

«Buqué y allí estaba el retrato de Don José Gran Rei de l’Arboç», explica Josep Arasa.   «Con su posado señorial que siempre gustaba lucir, como recordaba la abuela Antonia en sus historias». A la puerta de su casa, que ya no existe.

‘Foc a l’Arboç’
Josep Arasa rastrea desde hace décadas en la historia local del Penedès. En su blog El Barrinaire recupera «esas historias que han formado parte de los vecinos y los pueblos». Porque «todos los pueblo han tenido  a su Josep Plana. Y les han cuidado y respetado porque han formado parte de ellos. No hacían daño a nadie». 

Arasa señala que precisamente de l’Arboç, la historia de su Rey es la más extendida por el Penedès, junto a la expresión ‘Foc a l’Arboç’ que incluso hoy se conserva. La expresión retrata como los días 9 y 10 de junio de 1808 las tropas francesas arrasaron la localidad.  Desde localidades lejanas se veían las llamas que quemaban la localidad. Y se acuñó la expresión que hoy indica que hay tensión.

 

 

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