Relatos de la madrugada infernal en Cambrils

A la 1.18 horas de la madrugada del 18 de agosto Cambrils se convirtió en una ciudad atacada por el terrorismo. Cientos de personas se activaron para neutralizar la amenaza y ayudar a los heridos

17 septiembre 2017 17:31 | Actualizado a 07 noviembre 2017 13:38
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La herida abierta que ha dejado el atentado terrorista en Cambrils empieza a cicatrizar. Cinco voces autorizadas hablan en nombre de cientos de personas que aquella noche y madrugada de verano se activaron para neutralizar una amenaza terrorista que acababa de empañar la personalidad de la ciudad.

Cambrilsse vuelca con el turismo en verano y su principal atractivo es la tranquilidad que se respira. Esta característica, muy apreciada por los visitantes, básicamente familiar, se truncó cuando Moussa Oukabir, Mohamed Hichamy, su hermano Omar, Said Alla y Houssaine Abouyaaqoub se lanzaron contra un control de Mossos con el objetivo de matar. Todos ellos fueron abatidos por agentes de los Mossos d’Esquadra, pero mataron a una turista e hirieron a otras cuatro personas de gravedad. El pánico se apoderó de la ciudad en medio de una lluvia de balas y falta de información. 

La tranquilidad volvió con cuentagotas al alba y cuatro semanas después nadie olvida lo ocurrido, pero quiere pasar página cuanto antes. El comisario de los Mossos d’Esquadra en la región, David Boneta; el jefe de la Policía Local de Cambrils, Josep Muñoz; el coordinador de los enfermeros de urgencias del hospital Antoni de Gimbernat de Cambrils, Ismael Peña; el enfermero del SEM, Àlex Arnau, o el presidente del Club Nàutic de la villa marinera, Ramon Vallverdú, narran en primera persona los recuerdos de aquellas horas claves y de la capacidad de cada uno de sus subalternos o compañeros para enfrentarse y poder superar una de las situaciones más complejas a las que se ha enfrentado Cambrils y la Costa Daurada por extensión.

Hoy Cambrils ha recuperado su imagen, pero a nadie se le escapa lo ocurrido hace escasos 30 días en la ciudad.

David Boneta, comisario de los Mossos en el Camp de Tarragona:

‘Que los terroristas pasaran por Cambrils fue casualidad’

David Boneta admite que «como mando de los Mossos el peor escenario posible es un atentado con muertos y heridos». El máximo responsable de la Policía Autonómica ya estaba activado aquella tarde, cuando los terroristas irrumpieron en La Rambla de Barcelona y se activó el dispositivo Cronos:Los agentes de los diferentes departamentos pasan a realizar turnos de 12 horas para poder cubrir los máximos puntos de interés y poder neutralizar la amenaza. En Cambrils, el Cronos tenía una patrulla en el paseo y el comisario Boneta admite que «fue casualidad» que pasaran por allí los terroristas. «Al fallarles las furgonetas bombas, ellos iban a la deriva y fue casualidad que se cruzaran en el Nàutic. Si no hubiese sido Cambrils, hubieran atacado a otra patrulla en otro lugar», apunta. David Boneta agradece las muestras de apoyo de la gente. «Es el mejor reconocimiento», confiesa. Añade que a fecha actual, sólo la agente que fue atropellada sigue de baja «y el resto están trabajando o gastando vacaciones». El comisario ha estado en Cambrils muchas veces después de aquella madrugada y «la mejor prueba de recuperar la normalidad es ver la playa con gente al día siguiente». Aunque la ciudad marinera ha recobrado el pulso, el máximo responsable de los Mossos dice que «tienes la sensación de rabia e impotencia de cómo alguien quiso hacer daño a las personas sólo por pasear o por hacer su trabajo, como eran los agentes de policía». 

Àlex Arnau, enfermero del SEM:

‘Oír disparos cuando la zona estaba segura nos angustió’

Àlex Arnau debía estar de día festivo. Cubrió la guardia de un compañero aquel jueves y hasta media tarde «sí trabajamos», recuerda. Luego, con lo de Barcelona, «parecía que todo se había calmado», añade. De madrugada, desde la base de Reus, recibieron un aviso por radio: «Nos dijeron que se había producido un atentado en Cambrils. Quedamos sorprendidos», afirma este profesional con 15 años de experiencia. Su ambulancia fue la primera de las cinco que entraron en la zona ‘caliente’, difícil de perimetrar en el paseo marítimo. Pasaron tres controles y el último, el de Mossos, les dijeron que la zona estaba segura. «Pero cuando oímos los disparos por radio, nos angustiamos», recuerda. Días después «aún tenía la sensación de que la zona no estaba tan segura», confiesa Àlex. Él y sus compañeros atendieron a las cinco víctimas más graves. Pasadas las cuatro de la madrugada de aquel viernes dejaron Cambrils. «Me costó dormir al terminar la guardia y el sábado, que volvía a trabajar, estuve intranquilo unas horas», admite. Este enfermero, residente en Cambrils, asegura que se encuentra bien personalmente y confía en que esa experiencia «no se repita nunca más».

Josep Muñoz, Jefe de la Policía Local de Cambrils:

‘La mejor terapia ha sido el reconocimiento de la gente’

Josep Muñoz no olvidará su 57 aniversario. «Terminamos la celebración y me fui a la cama. A los pocos minutos todos los teléfonos sonaban en casa», recuerda con claridad. Había trabajado durante el día y había vuelto a comisaría por la tarde para reforzar las zonas más sensibles –paseo marítimo y avenida Diputació– tras conocer el atentado de Barcelona. «Me fui a casa pasadas las diez de la noche y jamás pensé lo que ocurriría poco después», reconoce este policía con 35 años de carrera . «Recibí informaciones por teléfono mientras salía disparado de casa y no me entraba en la cabeza que lo que ocurría. Cuando llegué a comisaría vi lo que se nos venía encima y empezamos a reaccionar», dice Muñoz, que remarca que el esfuerzo titánico es de todos los agentes que a esas horas de tensión estuvieron en sus puestos y dispuestos.

Muñoz, una vez tuvo la comisaría preparada y los agentes desplegados, se fue hacia la zona caliente. «Tenía tanta prisa en salir hacia allá y coordinar que cogí el arma, la munición y me dejé el chaleco», reconoce. 30 días después aún tiene fresca en la memoria aquella madrugada y explica que los agentes se han recuperado del impacto emocional. «La mejor terapia es el reconocimiento de la gente hacia tu labor».

Ismael Peña, Coordinador enfermería urgencias hospital de Cambrils:

‘Temíamos una avalancha de heridos al principio’

Ismael Peña estaba de vacaciones. «Cuando sonó el teléfono, acudimos sin demora», explica. No daban crédito, él y su mujer –también enfermera– a lo que ocurría. «La información parcial sumada al ataque terrorista de Barcelona de la misma tarde provocaba una situación tensa y temimos una avalancha de heridos en las primeras horas», reconoce. El hospital Antoni de Gimbernat está lejos de la zona caliente y el protocolo de múltiples víctimas pudo activarse y dotarse de personal en cuestión de minutos. «Trabajas en urgencias y has visto muchas cosas, pero cuando se habla de un atentado, cinturones bomba... se crea una situación muy compleja», reconoce. El atentado estrechó los lazos de compañerismo en el hospital y la directora, Lidia Ríos, tuvo que rechazar a muchos voluntarios puesto que no hacían falta. «De los 15 pacientes que atendimos, sólo la agente de los Mossos y otro paciente fueron derivados a los hospitales. El resto eran contusiones, esguinces o ansiedad», explica el enfermero. Cuatro semanas después, sólo la cercanía con el bazar chino, donde los terroristas compraron los cuchillos y hachas, evocan aún el recuerdo de aquella madrugada.

Ramon Vallverdú, Presidente del Club Nàutic de Cambrils: 

‘Cuando entro en el Nàutic aún me viene esa madrugada’

Ramon Vallverdú lleva pocos meses al frente del Club Nàutic, pero le será difícil olvidar aquella madrugada. «Estaba en mi casa. En el club hay dos marineros de guardia permanente y de repente empecé a recibir whatssaps», recuerda. «Hablé con la alcaldesa y con los dos trabajadores y ordené que habilitaran las instalaciones para poner a salvo a la gente que corría por el paseo», explica.

Dentro del Nàutic hubo turistas y vecinos que pudieron protegerse de la acción terrorista. «Seguimos las órdenes de los Mossos para ayudar en lo que hiciera falta», añade el presidente. Tras pasar aquellas tensas horas, el Nàutic fue desalojado y todo volvió a una aparente normalidad. «Los dos trabajadores están bien y los que acogimos también», señala Vallverdú.

Con el paso de los días «lo más importante era recuperar la normalidad y creo que lo estamos logrando desde que los Mossos desactivaron a la célula terrorista», explica. El presidente admite que «en cada entrada y salida de las instalaciones me vienen recuerdos de aquella madrugada» y señala que «lo que deseamos todos es que el socio que sufrió heridas se recupere cuanto antes».

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