Salou ya fue independiente en 1936

Con la creación del comité antifascista en agosto y hasta la supresión de la Junta Vecinal en abril del 37

19 mayo 2017 17:35 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:37
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Salou celebra esta tarde, concretamente a las 15 horas, un simbólico lanzamiento de cohetes. La efeméride recuerda que en esa misma hora en 1989 una sentencia del Tribunal Supremo admitía la segregación de Vila-seca y permitía a Salou constiuirse en municipio independiente. La lucha vecinal en este sentido todavía hoy queda en el recuerdo de muchos salouenses y la Associació d’Amics 30 d’Octubre se encarga de que perdure en la memoria colectiva de la ciudad.

Pero Salou ya fue independiente unos meses hace ahora 80 años. Fue en los inicios de la Guerra Civil española, en agosto de 1936, cuando se estableció la creación de los comités antifascistas en los diferentes municipios y ciudades de Catalunya.

En aquellos años Vila-seca y Salou formaban un solo municipio. El barrio marítimo tenía una población de medio millar de habitantes y la pesca y agricultura copaban los oficios más dominantes de sus lugareños, recuerda el historiador Pedro Otiña.

Salou creó un comité antifascista. Vila-seca, otro. Andreu Pàmies, constructor, fue su presidente. Estaba acompañado con otras atribuciones por Josep Cherta, Anton Alcové, Natali Brival y Esteve Saltó. «El comité no tuvo reparos en asumir atribuciones municipales, dado que no había Ayuntamiento en Salou, y ello provocó la ira en Vila-seca», expone el historiador. El comité antifascista de Reus medió en el conflicto, pero Salou mantuvo su órgano de gestión operativo.

El libro de actas del comité se estrenó el 15 de agosto de 1936. «El primer punto fue la oficialización del órgano y el segundo, una movilización de voluntarios», explica Otiña. Nueve días más tarde, el 24, el comité «ordenó proclamar la independencia de Vila-seca asumiendo funciones de Ayuntamiento para gestionar el barrio», argumenta el historiador. Las quejas no tardaron en llegar, pero nadie desautorizó al comité salouense.

El 9 de octubre de ese mismo año, la «Junta de Catalunya ordenó por decreto la disolución de los comités», apunta el historiador. Salou disolvió el suyo pero decidió reconvertirse en Junta Vecinal y seguir gestionando el municipio. «En aquella reconversión Andreu Pàmies seguía de presidente, pero los vocales ya eran otros», apunta Otiña.

Durante este periodo, tanto el comité como la Junta acordaron medidas para autogesionarse: «Se acordó que los vecinos no pagaran impuestos fuera de Salou, pero la medida no terminó de convencer, puesto que el 7 de noviembre la Junta Vecinal propuso la creación de un impuesto nuevo, pero que no ha quedado constancia de que se llegara a recaudar. De hecho, la caja de la Junta tenía unos pocos cientos de pesestas, una cantidad paupérrima para poder gestionar un municipio incipiente», apunta Pedro Otiña.

Los planes de la Junta eran dotarse de infraestructura para funcionar y poder crecer. Se planteó habilitar un matadero municipal, construir un cementerio, incautar fincas... Incluso se pidió a la población colaborar con la limpieza y una serie de medidas para proteger los bienes, como que los niños no jugaran cerca de las fuentes.

La aventura de la independencia administrativa duró hasta principios de abril del 1937, cuando la Generalitat abolió las funciones de la Junta Vecinal y restableció el control de Salou al Ayuntamiento de Vila-seca.

El primer intento de independencia había fracasado. En democracia volvería a cultivarse este sentimiento municipalista.

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