Top manta, sin solución a la vista

Lucha contra la venta ambulante. Los municipios de la costa hacen balance de una temporada en la que no se ha logrado minimizar la incidencia de esta práctica ilegal

15 octubre 2017 17:27 | Actualizado a 20 octubre 2017 11:57
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La lucha contra el top manta es uno de los grandes problemas que cada verano afrontan los municipios de la costa. Desde hace años, los consistorios de Cambrils, Salou, Mont-roig del Camp, Vila-seca, El Vendrell o Torredembarra han impulsado acciones junto a policías locales y asociaciones de comerciantes para intentar erradicar la venta ilegal. Pero no se ha conseguido minimizar la práctica, a la que se ha añadido la agresividad de los manteros, que ahora se encaran a los cuerpos policiales en actitud desafiante. 

Es lo que ocurre en la zona del Cap de Sant Pere de Cambrils, en el límite con Salou. Decenas de vendedores se sitúan cada temporada en este tramo. Ocupan 300 metros de paseo, dejando sólo libre el carril bici por donde tienen que pasar ciclistas, patinadores y viandantes. Hace años este punto fue testigo de momentos de tensión entre Policía y manteros, que defendían con uñas y dientes el territorio y su material. La año pasado se conseguía minimizar la venta ilegal, pero esta temporada el problema volvió tras los atentados del 18 de agosto. 

El presidente de la Unió de Botiguers de Cambrils, Enrique Arce, explica que antes de iniciarse la temporada se celebró una Junta Local de Seguretat en la que se habló de las acciones que el Consistorio quería llevar a cabo. «Se acordó repetir el dispositivo del año pasado, que consistía en que la Policía cortaba el paso a los peatones y los desviaba por la Avinguda de la Diputació para saltarse este tramo conflictivo. Gracias a esta medida los clientes no compraban. Todo iba bien hasta el día después del ataque terrorista, que fue cuando se volvió a reactivar la venta», apunta Arce.

Los comerciantes coinciden en que es un problema que ha empeorado

El dirigente de los comerciantes fue testigo. «Ese viernes fui a dar una vuelta por el puerto, estaba desierto y decidí ir al Cap de Sant Pere para ver cómo estaba el asunto. Llegué a una hora en la que se suponía que la zona tenía que estar controlada por agentes de seguridad. Pero estos estaban en pleno dispositivo policial tras los ataques y era normal, porque lo primero es la seguridad de las personas», relata. Su reacción fue grabar lo que sucedía y publicar el vídeo en Facebook, que tuvo miles de reproducciones en pocas horas y comentarios de gente que criticaba la grabación y pedía que se les dejara trabajar.

Campañas de concienciación

Arce asegura que para erradicar la venta ilegal entran en juego factores como concienciar a los compradores. «Quienes consumen estos productos quieren aparentar lo que no son, comprándose ropa de marca que es falsa. Los folletos informativos no sirven de nada si la gente no está concienciada. Se tiene que hacer una campaña que llame a la emoción», reclama.

Arce también apunta que si estas personas conocieran la «realidad» que hay detrás del negocio no consumirían estos artículos. «Muchos de los vendedores viven mejor que la mayoría de los compradores. Sacan beneficio de forma ilegal. Vienen aquí a hacer la temporada, cada día ganan entre 200 y 300 euros y no pagan impuestos. No es justo», razona. 

A este problema se le añaden  las multas que en teoría tienen que poner los policías cuando pillan a los compradores. «El año pasado se intentó multar pero muchos se rebotaban porque decían que no estaban haciendo nada malo, que se tenía que penalizar a los que cometían un acto ilegal, a los vendedores», explica Arce, quien añade que el turismo nacional es «consciente» de las multas pero los extranjeros desconocen la problemática: «En muchos países de la Unión Europea no hay top manta. Vienen, no saben lo que hay y no entienden que se penalice a gente que vende en la calle. Creen que es legal».

Para Arce, el Consistorio debería buscar medidas más «serias». «El Ayuntamiento tendría que hacer algo y multar más. Este año los manteros han sido más violentos porque protegen el material que han comprado. Pero esta situación no puede seguir así. Se tendría que buscar una idea para dificultarles el trabajo y repescarlos para la sociedad para que pudieran trabajar en algo legal. Pero es complicado porque son los primeros que no quieren», lamenta. 

El domingo en l’Hospitalet

Otro de los puntos negros está en  L’Hospitalet de l’Infant. Cada domingo, coincidiendo con el mercadillo, los manteros promocionan sus productos y hacen la competencia a las paradas legalizadas. La presidenta de la Associació de Comerços de l’Hospitalet de l’Infant i la Vall de Llors, María José Gómez, dice que a pesar de las acciones llevadas a cabo el año pasado, la situación sigue igual. «Intentamos cambiar la distribución del mercadillo para evitar su presencia pero no se ha solucionado nada», afirma.

Este año sí se ha notado más presencia policial para frenar la actividad, pero con poco éxito. «Cuando la Policía viene el domingo, los manteros se van y ya no aparecen hasta el siguiente domingo, cuando saben que no hay agentes. La gente sigue comprando igual e incluso más porque no se ponen multas», afirma. Cree que la solución definitiva no depende tanto del consistorio sino de organismos superiores.

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