Un ‘ejército ciudadano’ limpia la playa de Cambrils

Medio centenar de personas, entre ellas muchos padres con sus hijos, ofrecieron ayer una muestra de civismo en una jornada medioambiental

09 febrero 2020 16:17 | Actualizado a 12 febrero 2020 10:09
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Armados de guantes y bolsas de plástico, un pequeño ejército de ciudadanos de Cambrils se desplegó ayer entre Horta de Santa Maria (desembocadura de la riera Verge del Camí) y La Llosa mientras se afanaba limpiando parte de la playa.  El medio centenar de ‘soldados’ cívicos se pusieron a la faena durante dos horas (de 10 a 12 del mediodía) para tratar de eliminar todo tipo de residuos ajenos al medio natural donde se hallaban.

Fue una demostración de altruismo, como todas aquellas que ofrecen quienes participan en este tipo de actos, y en la que especialmente los más pequeños se percataban de la importancia de los residuos y del mal que hacemos al medioambiente cuando los dejamos depositados en cualquier lugar. Vidrios, latas, colillas, plásticos, toallitas, compresas... hasta zapatillas de deporte fueron sólo algunos de los objetos que se recogieron a lo largo de la matinal gracias a esta solidaria iniciativa originada por el Servei d’Atenció Diürna de Cambrils (SADI) abierta a todas las personas que quisieron participar.

Iñaki, del personal de la entidad pública empresarial local Ingesol, les dio las primeras instrucciones al grupo de voluntarios: « se trata de recoger plásticos, vidrios, latas, trozos de tela... todo lo que no sea de la playa», a lo que acompañó con un «merci por venir, chicos».
Al mismo tiempo, les repartía los guantes (a elegir entre tres tallas diferentes), una bolsa (amarilla para los plásticos y verde para los cristales) y unas pinzas metálicas para recoger los residuos. Por desgracia, en la playa no sólo aparecieron plásticos y vidrios, sino también una innumerable cantidad de restos que muchos terminaron embolsando en la que tenían a mano.

«¿Dónde meto un cartucho de escopeta?», preguntaba un niño a sus padres, mientras otro arrastraba por la arena un gran trozo de plástico más grande que él. Equipados con zapatillas de deporte, padres e hijos se emplearon a fondo para retirar todo aquello que no correspondía al espacio natural en que se hallaban.

«¡He encontrado parte de un móvil!», gritaba Merche mientras se hacía cruces al tratar de comprender qué hacía aquello allí. Circuitos, cables, mecheros, botellas de plástico y muchas latas rotas y oxidadas eran objeto de atención y cuidado por parte de los voluntarios.

«Cualquiera que pise una de estas latas tendría que ir a Urgencias para ponerse la antitetánica», les explica Maribel a sus pequeños.

Mientras, los ciclistas y paseantes que rondaban por el paseo observaban el cuadro con detenimiento. «Tiene mérito», decía Raquel, al tiempo que recordaba que «es una buena labor para que nuestros hijos se conciencien de todo esto».

«Nosotros ya llegamos casi tarde, pero ellos son el futuro. Nos estamos cargando el medioambiente», recordaba Míriam Moreno, que les pedía a sus hijos que tuvieran cuidado mientras recogían los restos. «Todavía me acuerdo cuando en esta playa el agua era cristalina y la arena estaba limpia», les repetía.

«Yo he recogido un montón de toallitas», aseguraba Alberto. No fue el único. Seguramente, este tipo de residuos fue el más repetido entre las bolsas de reciclaje.

Entre los voluntarios, una muy especial. La alcaldesa, Camí Mendoza, que quiso pasar desapercibida y participar en la limpieza como un ciudadano más.

Y, entre los organizadores, hubo satisfacción. Sònia Garcia, de la dirección del SADI, señalaba que «estamos muy contentos por cómo ha funcionado este llamamiento. Creo que se podría volver a repetir otra jornada de este tipo. La verdad, no esperábamos que esta tuviera tan buena acogida».

La matinal fue exitosa por partida doble: limpieza de playa y concienciación a los más pequeños de que «si seguimos así nos cargamos el planeta», como decía una madre. También Catherine Pérez y su hija, Elena, se emplearon a fondo. Igual que otra familia que, al finalizar, también se mostraba orgullosa: «nosotros hemos venido, hemos recogido y hemos ayudado». Ese era el objetivo. 

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