Un vecino de Vilafortuny debe dormir en una pensión porque tiene okupado su chalet

Una familia con dos adolescentes entró en el número 28 de la calle Serra de Llaberia el jueves. Su intención, además de vivir ilegalmente, es molestar a otro vecino con el que tienen un litigio

09 septiembre 2020 16:03 | Actualizado a 10 septiembre 2020 07:19
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José María Calderón está destrozado y abatido. Incluso tiene una herida en el brazo por un tropiezo de hace dos días. En lo que llevamos de confinamiento y de nueva normalidad ha lidiado con dos grupos de okupas, que se han instalado en su chalet de Vilafortuny, en el número 28 de la calle Serra de Llaberia.

Los primeros okupas, que aprovecharon que él estaba confinado en casa de su hermano, en Barcelona, disfrutaron del chalet e incluso montaron una plantación de marihuana en algunas dependencias. Calderón logró convencerles de que se marcharan y así lo hicieron esos primeros días de verano. Con algunos destrozos, pero con la casa habitable pendiente de algunos arreglos.

La suerte le ha vuelto a ser esquiva con una segunda okupación, materializada el jueves día 3. Esta es más conflictiva, los ilegales no atienden a razones y le han obligado a vivir en una pensión o en casa de familiares mientras no pueda volver a su hogar. 

«La primera noche la dormí en el coche enfrente de mi casa y me sentía impotente al no poder entrar»

José María Calderón estaba viviendo en su casa mientras había contratado a una empresa para reparar los destrozos provocados por la primera okupación. El miércoles día 2 se marchó a casa de su hermano en Barcelona y aprovechó para hacer noche antes de volver a Vilafortuny.

«Cuando llegué a media mañana me encontré con una cadena en la puerta. Pensé que lo habían puesto los que arreglan la casa, pero al llamarles me dijeron que no habían ido», narra la víctima. 

Con el paso de las horas Calderón descubrió lo que ocurría. Una familia de okupas habían entrado en la casa la noche anterior, habían forzado la cerradura y se mantenían dentro para conseguir que la okupación fuer aun éxito.

Lo lograron. Llegó Mossos y Policía Local y tras varios intentos se comunicaron con esta familia (dos adultos y dos adolescentes) que no abrieron la puerta y se mantuvieran dentro. La situación dejaba indefensa al propietario, que tuvo que buscarse un alojamiento mientras la familia disfrutaba ilegalmente del chalet.
«La primera noche dormí en el coche y me sentí impotente luego he dormido en una pensión y buscando el momento de poder volver a casa», admite la víctima, que no puede hacer nada mientras alguno de sus okupas estén dentro de su propiedad.  

Orden de alejamiento

La situación, desde el jueves, ha ido empeorando. La relación con el vecindario es insostenible y hay miedo. Incluso se habla de algunas cosas «desaparecidas» de la zona comunitaria, que utilizan sin pudor.

Sin embargo, la historia de estos okupas va más allá de encontrar un chalet vacío en una calle de Vilafortuny de forma aleatoria. Según parece, la casa ha salido a pedir de boca para mantener un conflicto que empezó en octubre de 2018.

A 70 metros de la casa okupada vive un constructor. Hace dos años mantuvo un litigio con la okupa por unos alquileres fraudulentos en un bloque de viviendas levantado por el constructor. La situación terminó en los juzgados, aunque durante el proceso hubo amenazas, ruedas pinchadas, insultos...

El viernes los dos se volvieron a ver las caras. La okupa lo esperó en la calle, enfrente de su casa, y empezó a gritarle e insultarle. La mujer del constructor estaba allí. La situación terminó al día siguiente en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Cambrils con una denuncia y una petición de orden de alejamiento, que está en trámite.

La situación de tensión no sólo está activo entre el vecino y la okupa sino que se ha trasladado a la comunidad de vecinos, que llevan días admitiendo que se sienten atemorizados. 

Cacerolada contra los okupas de Vilafortuny

Patrullas de la Policía Local de Cambrils, Mossos d'Esquadra e incluso furgonetas de antidisturbios de la Policía Autonómica tuvieron que rebajar ayer martes por la noche la tensión entre vecinos de Vilafortuny y una familia de cuatro okupas (dos niños adolescentes) que desde el jueves viven de forma ilegal en un chalet del número 28 de la calle Serra de Llaberia.

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