Una ludoteca, última parada del Carrilet de Reus a Salou

Este 2015 se cumplen cuarenta años del último viaje del tren de la Compañía Reusense de Tranvías. Su estación de Salou alberga ahora el Espai d'Infància

19 mayo 2017 23:07 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:19
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En verano y los días festivos llegaba a transportar a 600 pasajeros de un solo viaje. El Carrilet de Reus a Salou se llenaba de playeros que recorrían en ferrocarril los cerca de nueve kilómetros que separan ambas poblaciones. Turismo de mucha proximidad a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Lo que surgió como un medio de transporte de mercancías se convirtió en un fenómeno social. Pero su popularidad se diluyó cuando los vehículos empezaron a circular masivamente por las carreteras. En 1975 realizó su último trayecto. Cuarenta años después, su estación sigue en pie en Salou: ahora es una ludoteca municipal (el Espai d’Infància, abierto desde febrero de 2011). Y su locomotora es un monumento que adorna la plaza del Carrilet. Los visitantes se fotografían junto a ella.

El denominado Ferrocarril Económico fue inaugurado el 23 de junio de 1887 (algunos diarios de la época dicen el 24). Hubo una misa en la estación de Reus y una bendición del material. La Compañía Reusense de Tranvías tenía la concesión de las infraestructuras por un periodo de cien años.

Su trazado era casi paralelo a la carretera que unía a ambas ciudades. Paraba en el barrio Fortuny, la Corba (en referencia la primera curva del recorrido, a la altura de Mas de la Cubana), la Bassa d’en Just (al principio del término municipal de Vilas-seca), la Primera Casilla, el Federat, el Forneret, Mas Calbó, las Cuatro Carreteras y Salou. Su punto más elevado era el denominado pal del telègraf. El viaje duraba unos veinte minutos.

El tipo de vía era vignole, con un metro de ancho. Contaba con 15.000 traviesas de pino y roble y quince cambios de vía (agujas). Sus tres primeras locomotoras fueron bautizadas con los nombres Reus, Fortuny (que inicialmente se iba a denominar Salou) y Prim. Las fabricó la empresa inglesa Falcon Engine & Car Works Ltd. No existían señales en su recorrido que afectasen la marcha del tren. El telégrafo y luego el teléfono eran los únicos medios de comunicación entre las dos estaciones término.

Treinta empleados

El billete costaba entre 30 céntimos y siete pesetas. En época de baños ofrecía una tarifa especial los domingos por la tarde, con un importante descuento, pero muchos de sus usuarios opinaban que de económico sólo tenía el nombre. El primer año obtuvo un beneficio de 20.132,45 pesetas. Arrancó con treinta empleados, entre jefes de estación, revisores, conductores o encargados de carga y descarga. Al final sólo tenía 18.

Con el inicio de la primera Guerra Mundial, en 1914 este ferrocarril tuvo pérdidas por primera vez (-2.377 pesetas), afectado por la escasez y el encarecimiento de las materias primas, especialmente del carbón. Un año después, la Compañía Reusense de Tranvías autorizó la apertura de una cantina en la estación de Salou para dar servicio a los viajeros. Primero la regentó José Durán y luego Pedro Llurba, que más tarde construyó un hotel enfrente.

El Carrilet no volvió a cerrar con beneficios hasta 1921. El 11 de agosto 1922 ofreció un servicio combinado de mercancías en la estación de Salou, que fue dotada con alumbrado eléctrico. Pero sufrió un nuevo revés con la entrada en funcionamiento de la líneas de autobús Reus (plaza Prim)- Cambrils y Reus- Salou (sólo operativa en verano), que le restaron viajeros.

En los años treinta registró graves pérdidas económicas y un deterioro importante de su material. La compañía planteó una renovación de la vía con tres nuevos kilómetros desde Salou, pero abandonó los trabajos al no disponer de comida para alimentar a los obreros. La situación del ferrocarril al terminar la Guerra Civil era desastrosa. Todas las locomotoras (por entonces tenía seis) estaban en mal estado y tenía vagones destrozados por un bombardeo.

La escasez de materias primas frenó cualquier reparación, pero también debilitó a uno de sus principales rivales: el autocar La Barca, que hacía el recorrido de Reus a Salou, no pudo circular debido a la falta de gasolina. El ferrocarril obtuvo nuevamente beneficios en 1940.

En 1951, el Estado se hizo cargo de las pérdidas, lo que permitió a la compañía acometer mejoras e implantar el servicio de automotores, que significó prácticamente el fin del vapor. Su adiós definitivo fue en 1966, cuando dejó de funcionar la locomotora número cinco, la que realizaba los viajes especiales los días festivos. Corrían buenos tiempos para este tren, que en verano efectuaba más de 16 circulaciones diarias en ambos sentidos.

Pero con la finalización de la concesión estatal en mente (finalizaba en 1985), el consejo directivo de la compañía comenzó en 1972 a desmantelar el material móvil y los talleres. Cedió una locomotora y un vagón al Ayuntamiento de Salou y vendió otros a particulares. A finales de 1974 el Carrilet funcionaba con un material descuidado y sucio. Su precariedad hacía temer que hubiera accidentes, por lo que la compañía decidió cerrarlo el 10 de octubre de 1975.

Su legado, no obstante, sigue muy presente en Salou. La antigua estación del Carrilet es ahora el Espai d’Infància, donde el Club Xic’s lleva a cabo diversas actividades para los más pequeños: talleres de maquillaje de fantasía , plastilina creativa o reciclaje, juegos de mesa o proyecciones de películas infantiles. Es la última parada de este popular ferrocarril.

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