Vecinos de Carles Buïgas recelan de la actual planificación de la avenida

Aspectos relacionados con las terrazas, movilidad de los vehículos y alcantarillado y pluviales son los más controvertidos

08 octubre 2019 12:12 | Actualizado a 11 octubre 2019 18:36
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Nunca llueve a gusto de todos» dice el dicho y menos cuando hace referencia a mejoras tan importantes como la de la canalización de las aguas pluviales. El refrán hace referencia a que lo que para unos puede ser deseado, para otros resulta problemático. Y eso es lo que ocurre entre un sector de vecinos de la avenida Carles Buïgas y el Ayuntamiento de Salou.

 Estos vecinos ya han mostrado su oposición parcial al proyecto de reforma y peatonalización de esta emblemática calle de la localidad. Sin embargo, entienden que hay margen para conversar con el consistorio y lograr mejoras respecto a las obras que deben dar comienzo en la zona en octubre de 2020. Tiempo hay, falta por ver si hay un acuerdo final.

La prueba de ello es que el Ayuntamiento está dispuesto a seguir dialogando con los vecinos para tratar de alcanzar una solución satisfactoria. Sin ir más lejos, el pasado viernes el propio alcalde, el concejal de Urbanisme, el de Dinamització Econòmica y el arquitecto municipal se reunieron con los vecinos para explicarles su solución técnica en el tema de los pluviales y su consiguiente desguace con garantías. Su apuesta es un canal interior, de 2x1 metros, que recogería las aguas de Carles Buïgas y desembocaría en un gran canal en la calle de Colom. Estaría ubicada en la rotonda de los ‘slammers’. La iniciativa fue recibida con buenos ojos y pareció ser del agrado de los asistentes, quienes quieren ver materializarse la iniciativa.

El propio alcalde, Pere Granados, les explicó esta medida «puede suponer un retraso de un mes y medio en la obra» y que implicará también un sobrecoste de 300.000 euros sobre el presupuesto inicial.

Sin embargo, la Associació de Veïns de Salou Est tiene dudas y recela de la rejilla de recogida de aguas que va de la calle Murillo a la calle Saragossa porque «es una rejilla de 15 centímetros con un vaso de 15 centímetros. Hemos realizado una consulta y nos han dicho que la rejilla de 15 es correcta pero que el vaso debería ser de 40 centímetros».

Después de diversos escritos y reuniones en las que se habia rechazado parte del proyecto, el pasado viernes los presentes vieron de forma positiva el nuevo proyecto de alcantarillado con el colector de 2x1 metros que estiman resolverá parte del problema de las grandes lluvias.

Los vecinos entienden que se mejoraría más con un vaso de 40 centímetros debajo de la rejilla central. Sin embargo, valoran el esfuerzo que ha hecho el consistorio respecto a propuestas anteriores «que fueron un desastre» aunque consideran que «todo es aún mejorable».

Terrazas y movilidad
Los contrarios a la materialización del nuevo proyecto como se dio a conocer inicialmente esgrimieron tres aspectos destacables en su postura.

La primera de ellas hace referencia a la planificación de terrazas, un tema controvertido que quedó fuera de la presentación y que «irá por otro departamento», explicaron al final de la reunión  algunos de los vecinos asistentes.

 Entienden que este es un tema importante, especialmente «en algún tramo en el que hay una alta concentración de restaurantes que ya utilizan terraza provisional, ocupando dichas terrazas mucho espacio».

Otro de los temas polémicos es el de la planificación de la movilidad de los vehículos, «que también quedó fuera de la presentación, que también irá por otros departamento», afirman. Entienden que «es curioso que sí se incluyera en la presentación la forma y el espacio en que descargarían los proveedores de los comercios y restaurantes, quedando la movilidad del resto de vehículos en standby».

Aseguran que hay algunas calles perpendiculares a Carles Buïgas que si no se vigilan «deja de controlarse la avenida en sí misma ya que los vehículos accederán por ellas». El ejemplo que ponen es el Pasaje Doctor Pigem que, siendo vecinal, «es utilizado por todo el mundo y además en ambas direcciones».

Este es uno de los incisos en que los vecinos esperan poder entrar a conversar a fondo con los representantes municipales ya que «somos los usuarios los que vemos las dificultades al respecto».

Alcantarillado y pluviales
Sin embargo, el tema más peliagudo y el que más controversia parece tener entre los vecinos es el que hace referencia al futuro alcantarillado y a la recogida de aguas pluviales. El grupo de vecinos encuentra «insuficiente el arreglo planteado».
El desacuerdo entre los diseñadores del proyecto y los usuarios de dicha avenida es evidente. «Nuestra postura en contra fue unánime», relatan y añaden que «los asistentes a aquella sesión estuvimos en desacuerdo con el proyecto de alcantarillado propuesto». En la avenida Carles Buïgas van a desembocar todas las lluvias que caen en las calles Vendrell, Ramon Llull, Valls, Amposta y Dr. Pigem. Los vecinos recuerdan también que cuando la venida se inunda «no lo hace 20 centímetros, sino más de un metro».

Por ello, muchas comunidades cuentan con bombas de achique  en sus parkings. Sin embargo, estas bombas de poco o nada sirven -como ocurre en muchos aparcamientos subterráneos de Salou- si la alcantarilla general va inundada.

El alcantarillado actual de la zona es de dos tubos de 50 centímetros de diámetro con rejillas espaciadas, con las consiguientes inundaciones cuando se produce lluvia torrencial. «Entendemos que la ampliación prevista a insuficiente», afirman. El nuevo alcantarillado previsto es el de una rejilla longitudinal de 15 centímetros de ancho por otros 15 de profundidad de vaso, añadiendo un tubo de 63 centímetros de diámetro.

Es por ello que decidieron consultar con un técnico hace unas fechas, quien les informó que «es muy distinto tener dos tubos de alcantarillado de 50 centímetros y uno de 63 que tener un solo tubo de 1,5 metros de diámetro». Es por ello que apuestan por una medida técnica en la que deberían retirarse los tubos existentes y poner un solo tubo de 2 metros de diámetro.

Pozos de tormentas
Otra aportación pasa por crear ‘pozos de tormentas’, como los que tienen muchas ciudades. En Gijón, por ejemplo, ha funcionado con bastante éxito. Su objetivo es almacenar el exceso de caudal de agua que provocan las tormentas y redirigirla luego a la red de saneamiento. Este tipo de instalaciones se ha convertido en uno de los mejores instrumentos para evitar inundaciones.

Mientras, el Ayuntamiento está dispuesto a seguir dialogando con los vecinos para tratar de alcanzar una solución satisfactoria.

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