Vecinos de Vilafortuny venden sus casas ante la presencia de okupas

La tranquilidad ha desaparecido y los propietarios temen que si dejan la casa vacía, se la apropien en cuanto se marchen

19 mayo 2017 15:57 | Actualizado a 02 junio 2017 10:39
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Buceando por las páginas de compra-venta de viviendas de Vilafortuny se encuentran diferentes propiedades muy suculentas, unas inalcanzables para según qué bolsillos, otras a un precio más razonable. Sin embargo, el poder de atracción que tenía en el pasado las diferentes urbanizaciones de la zona de Llevant de Cambrils ha ido perdiendo glamour por culpa de la crisis y las okupaciones.

En el primer caso, los bancos se han apoderado de chalés y mansiones cuyos propietarios no podían hacer frente a la hipoteca. En el segundo, las mafias han encontrado un filón de oro en estas casas vacías por desahucio y en aquellas otras cuyos titulares viven lejos y sólo las tienen de segunda residencia.

La situación de antaño ha cambiado radicalmente y sorprende ver un sinfín de carteles que venden la casa. Algunas de ellas, ofertadas por Internet, están okupadas. El número 22 de la avenida Castell de Vilafortuny es un ejemplo. Desde hace 11 meses, confirman fuentes de la Policía Local, vive una familia. La mansión, en venta por Internet a un precio de 200.000 euros, tiene 120 metros cuadrados por planta y tres habitaciones.

A pocos metros, otras casas de características similares también cuelga el cartel de venta. «Es una situación insostenible», explica uno de los vecinos que ha colgado el cartel desde hace meses. «He tenido compradores potenciales, pero cuando han estado en la casa y han visto a los ‘vecinos’ o bien se han echado para atrás o me han regateado hasta 100.000 euros», explica.

La gente tiene miedo y a pesar de las denuncias «nadie hace nada», admite con frustración este vecino, que lleva viviendo en esta zona de Cambrils desde muy pequeño. «Hemos tenido discusiones, amenazas, pero ellos viven en esta casa por toda la cara y en cambio yo sigo con mi hipoteca y haciendo malabarismos para llegar a final de mes».

Otro vecino tiene su domicilio en Reus, pero desde que convive con okupas no se atreve a dejar la casa. «Si me marcho una temporada, tengo seguro que me cambian la cerradura y se meten dentro. Y luego para sacarlos pasa demasiado tiempo y sin la seguridad de que no te dejen el interior destrozado», admite.

Los dos vecinos coinciden que «el prestigio de Vilafortuny se está yendo al traste. Estas okupaciones no son de gente necesitada. Son auténticas mafias que aprovechan la poca contundencia de la ley para aprovecharse de la situación», concluye.

Esta semana, la alcaldesa de Cambrils, Camí Mendoza, respondía sobre esta cuestión: «Creo que los cuerpos policiales están haciendo un buen trabajo y la solución es difícil». Habló de controles en las carreteras y accesos a Vilafortuny como medida disuasoria para evitar que lleguen okupas o gente que cambia las cerraduras para revender el piso vacío a una familia que está dispuesta a pagar por este servicio ilegal.

Mendoza remarca las dos clases de okupas:la gente necesitada y los que están organizados, las mafias. «Este segundo grupo nos preocupa porque no son gente necesitada, pero creo que en Cambrils la situación no es para crear alarmismo», concluyó.

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