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El alcalde Pere Segura parece estar gafado con el Cós de Sant Antoni, las carreras de pura sangre por excelencia que se celebran en enero en Vila-seca. En enero de 2020, el primer año que ejercía de alcalde en la fiesta mayor, las persistentes lluvias caídas ese fin de semana obligaron a la organización a cancelar el evento equino, ya que el barro podía lesionar a los caballos y las caídas ponían en peligro la integridad de los jinetes.
Este 2021 ha sido la pandemia de la Covid-19 la que dejará a Pere Segura alejado del hipódromo y por tanto no presidirá las tres carreras programadas para el próximo domingo, festividad de Sant Antoni. A diferencia del pasado año, si el tiempo lo permite, las tres carreras se celebrarán y mantendrán los suculentos premios económicos, que en total asciende a 30.000 euros. Pero faltará el calor del público, las apuestas y el palco de autoridades.
Nadie, más allá de la organización y las cuadras participantes entrará en el Parc de la Torre d’en Dolça el próximo domingo. Se hará excepción al equipo televisivo que retransmita las tres carreras para poder verlas en directo por TAC 12 a partir de las 12.30 horas.
De esta forma Vila-seca cumple las restricciones y limitaciones impuestas por Protecció Civil de Catalunya. Este evento, y no otros, puede celebrarse porque las carreras entra dentro del ámbito profesional de la equitación, pero el resto de actos vinculados con la fiesta mayor de invierno se han suspendido ante la actual situación de la pandemia del coronavirus.
Los 30.000 euros en premios que se entregan en el Cós de Sant Antoni se reparten en las tres carreras programadas. La primera, para caballos y yeguas de cuatro años o más tiene una longitud de 1,7 kilómetros y los 7.650 euros se repartirán entre los 7 primeros clasificados de forma proporcional.
La segunda carrera, de 2,5 kilómetros son para equinos que no hayan ganado carreras este año. El montante es de 13.450 euros repartidos también entre los siete primeros jinetes que crucen la meta. La última carrera, también de 1.7 kilómetros repartirá un premio de 8.900 euros entre los 7 primeros clasificados.
Inscripciones, el día 12
Este lunes, está convocada en el Ayuntamiento de Vila-seca una reunión de carácter técnico para los preparativos del próximo domingo. El hipódromo debe prepararse para las carreras y este trabajo, si el tiempo no lo impide se irá ejecutando durante estos próximos días. Y el martes se abrirá el plazo de las inscripciones.
«Deseo que el próximo año podamos celebrar las carreras y la fiesta mayor de Sant Antoni como es debido», Pere Segura (alcalde de Vila-seca)El alcalde Pere Segura ha declarado en redes sociales los impedimentos que marcarán la fiesta mayor de invierno. «Las circunstancias no nos permiten celebrar la Festa Major tal y como la conocemos y nos gusta». Segura apunta que el Patronat Municipal de Turisme organiza la edición de este año, «en la que no podrá haber público pero sí será retransmitida por televisión». Invita a los vecinos de la ciudad y amantes de las carreras a seguir el evento «y deseo que el próximo año podamos celebrar las carreras y la Festa Major como es debido».
Larga tradición
Hace 11 años, el Govern de la Generalitat de Catalunya declaró el Cós de Sant Antoni como elemento festivo patrimonial de interés nacional, un reconocimiento que permite que este evento de la fiesta mayor quede inscrito en el catálogo del patrimonio festivo de Catalunya.
La historia de Vila-seca tiene capítulos escritos en materia ecuestre. Las carreras de caballos forman parte de la vida y la tradición y se han convertido, con el tiempo, en uno de los elementos más autóctonos de la Festa Major de Sant Antoni. Vila-seca, junto con el hipódromo de la Zarzuela, a Madrid, San Sebastián y Sevilla, es uno de los lugares que reúnen el calendario oficial de competiciones hípicas en el Estado español.
El Cós ya se celebraba a finales del siglo XIX. Un documento del año 1876 que se ha podido recuperar da fe de los premios que se libraban en aquel época y de la forma en que se desarrollaba la competición. Las caballerías, después de haber sido bendecidas, y cuando acababa la procesión se congregaban en el Ayuntamiento. Acto seguido, el rector de la parroquia tiraba una bandera al aire y el jinete que lo atrapaba tenía que salir corriendo, perseguido por el resto de competidores.
