Adrián Valadés es un gran apasionado de los animales. En su habitación del hospital Vall d’Hebron, donde lleva ingresado más de cinco meses tras someterse a un trasplante de médula, tiene una enciclopedia con las especies que más le gustan, entre ellas, los tiburones. Hace unos días, el cambrilense de 6 años tuvo la oportunidad de recorrer virtualmente el espectacular túnel de más de 80 metros de longitud del Aquàrium de Barcelona.
A través del Robot Abi22, de la Fundación de Éric Abidal, el pequeño pudo ver a las estrellas del acuario: el tiburón toro (Carcharias taurus) y el jaquetón de Milberto (Carcharhinus plumbeus). Adrián se encargó de conducir el robot desde un ordenador, tomándose así su tiempo para contemplar las diferentes especies del oceanario. Una visita muy especial que también contó con una aparición inesperada, la de un buzo que no quiso perderse el tour privado y que saludó al pequeño con un simpático mensaje.
Su padre, Luis Valadés, explica que esta iniciativa surgió desde el Vall d’Hebron Barcelona Hospital Campus, que se encarga de programar diferentes actividades para los pacientes ingresados. Una propuesta que hizo muy feliz a Adrián. «Los tiburones le hacen mucha gracia, se lo pasó muy bien», afirma el cambrilense.
A raíz de la segunda ola de la pandemia, el hospital redujo notablemente las actividades presenciales que se realizaban habitualmente, como la animación de los payasos o la visita de magos como el Màgic Andreu. Por ello, el tour virtual al Aquàrium fue toda una alegría para el pequeño, que pudo salir por unos minutos de su habitación gracias al robot que la fundación del exjugador del FC Barcelona creó, precisamente, para mejorar el estado anímico y reducir la ansiedad de los niños hospitalizados.
�� L'Adrián és un nen de 6 anys que fa mesos que està ingressat a l'hospital @vallhebron. Amb la Covid té les visites i les sortides limitades, però avui, gràcies a una iniciativa d'@AbidalFound ha pogut fer una visita a l'@AquariumBcn
▶ https://t.co/jMZyanj3aZ pic.twitter.com/kg6XHW1nKI— Tot es mou (@totesmoutv3) November 11, 2020
Adrián vive confinado en su habitación del hospital desde el pasado julio. En junio fue sometido al trasplante de médula y semanas más tarde pudo volver a Cambrils por unos días, pero una complicación hizo que volviera a ingresar. «Llevamos mucho tiempo. Este ingreso está siendo muy largo. La experiencia nos dice que tenemos que ir día a día, no podemos poner ninguna fecha», asegura su padre.
El cambrilense sigue una rutina diaria desde su habitación, siempre acompañado de sus padres, Luis y Miriam (Mimi para los amigos). Cada día tiene clases virtuales con una profesora hospitalaria –antes de la segunda ola eran presenciales-, después tiene sesión con el fisioterapeuta para hacer ejercicio y por las tardes juega con la tableta o mira películas. «Ahora solo se relaciona con adultos. Echa de menos a sus compañeros de clase. Un día su profesora hizo una videollamada para que pudiera verlos», dice Valadés, que añade que tampoco puede jugar con otros niños ingresados.
Cuando la pandemia estaba más estabilizada, Adrián podía salir a pasear una hora. Ahora que los datos son más positivos, han pedido a la doctora poder recuperar estos paseos que seguro animarán tanto al pequeño como a sus padres.