'Yo también invito a Carrizosa a saber lo que es un castell'

Quim Monzó ha recordado la conversación con  un vecino de Calafell que le explicó la integración en las collas

16 octubre 2018 14:40 | Actualizado a 24 octubre 2018 09:03
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Jesús Navarro, de Calafell, también invitaría al portavoz de Ciudadanos (Cs) en el Parlament, Carles Carrizosa «a ir a ver castells y que sepa lo que significan». Navarro es de padres granadinos que llegaron a L’Arboç en 1951. «Los castellers fueron una forma de integrarnos y sentirnos acogidos», explica.

En la sesión del Parlament el president de la Generalitat Quim Torra, invitó al portavoz de Ciudadanos,  Carlos Carrizosa, «a ir a ver Catalunya y los castellers». 

La respuesta
Carrizosa respondió que esa invitación era de una «retórica tan nacionalista, tan despreciativa hacia los demás... Usted ¿qué sabe de mi vida?» y añadió «supone que como soy una bestiola de esas que grita y pone recursos, no he visto un puñetero castell en mi vida». Luego dijo: «gracias por la invitación a los castells. Yo le invito a ver cómo se nada en Navidad en el puerto de Barcelona». 

Mira la intervención en el Parlament:


A Navarro y al escritor Quim Monzó las palabras del portavoz de Cs les recordaron una conversación que tuvieron hace más de una década. Monzó la ha rememorado en un artículo de opinión.

El escritor realizaba una serie de reportajes y en una visita a Calafell visitó la coctelería New Orleans, de Navarro, que hoy sigue en la calle Vilamar.  El coctelero explicó entonces a Monzó que las madres de ambos eran del mismo pueblo granadino. De Huéscar. Navarro narró al escritor que al llegar a L’Arboç sus padres apuntaron a los hermanos a la colla castellera de Minyons. 

En 1951
Navarro cuenta al Diari que sus padres tuvieron que dejar Granada. «Teníamos familia en Cornellà. Pero les dijeron que había más faena en L’Arboç y allí fueron. Entonces se estaba construyendo la cooperativa agrícola». Era 1951.

Hacía poco que se había fundado la colla castellera Minyons de L’Arboç y la familia tuvo claro que los hermanos iban a participar. El que entonces era su vecino, Feliu, era cap de colla y les animó a conocer la entidad.  «Mi madre llegó a hacer la ropa para la colla».

Vecinos acogedores y unas ganas de integrarse. Pero Navarro, que lleva muchos años viviendo en Calafell, también añade el ingrediente de los valores de los castells. «Nunca nos sentimos extraños». Por eso las palabras de Carrizosa «demuestran desconocimiento y falta de respeto. En el castell todos son uno. Sin diferencias, sin rencores... Debería haber una colla en cada pueblo». Navarro comenzó de enxaneta y fue terç y sisè en los Minyons.

Y eso ayuda a integrarse. Recuerda que su padre, Francisco, «los domingo por la mañana ponía en el transistor un programa de Radio Nacional de España en el que sonaban sardanas. Era la música que más le gustaba. Fue la banda sonora de mi casa en las mañanas de los domingos».


En su artículo, Monzó valora cómo los castellers son motivo de unión. Escribe que años después los inmigrantes andaluces que llegaban a la localidad ya no se apuntaban a la colla, sino a la Casa de Andalucía más cercana.   «No entendía por qué escogían vivir en un gueto si la sociedad a la que habían ido no sólo no les vetaba nada, sino que los recibía con los brazos abiertos». Y añade. «¿Qué quieren? ¿Mantenerse como inmigrantes incontaminados y perpetuos, ellos y sus hijos, generación tras generación?».

Navarro señala que «conociendo lo que significan los castellers se ganan valores necesarios para un pueblo». Hoy no se pierde una diada de cualquier colla. «Más allá de los castells que hagan, sé lo que significa. Gentes de muchos sitios y que están juntos y se sienten del pueblo».

«Gracias a estar aquí, mis padres educaron y formaron a cuatro hijos. Nos pedían a los hermanos que hablásemos catalán porque así lo aprendían ellos. Y mi madre pedía a los vecinos que le hablasen en catalán porque lo entendía.

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