Jaume Solé formó parte de aquella tripulación. Emocionado, se acordó de todos. Con 94 años agradeció a Calafell conservar esa historia. A aquella tripulación de 1953 y a las que han seguido.
Recordó al patrón Ramon Ortoll, a Lluís Ollonarte, Vicenç Papiol, Joan Tetas, Ramon Palau, Antoni Pallarès, Julià Guasch, Rafel Sans, Josep Sans, Antoni Llorens, Josep Martí, Antoni Vernet, Manuel Verge, Jordi Urpí, Jaume Solé, Ramon Martorell y a Pere Vernet. Se acordó de todos porque eran eso. Una tripulación. Un fin común, un esfuerzo e ilusión compartida.
Quizá entonces sin saberlo aquella marinería no sólo rindió homenaje a un pasado, sino que puso la primera piedra para que 72 años después el Bot Salvavides de Calafell siga siendo eso. Una tripulación formada por todo un pueblo.
Con motivo de la Fira del Mar, en la cofradía se pescadores se ha colocado una placa que recuerda aquella tripulación de 1953.

Fue el inició la tradición de dar los giros sobre si misma y que han hecho del Bot un elemento patrimonial de Calafell. Esa placa recuerda el inicio. Fue una muestra de orgullo. De superación.
El bot participaba en una regata en Sitges un 23 de agosto de 1953. Competía con las de Sitges y las de Vilanova. Los de Calafell quedaron terceros.
El patrón Ramon Ortoll, de Cal Monis, para insuflar ánimos, instó a los marineros a regresar la barca y otra vez mar adentro comenzaron a dar las vueltas. Fue la primera vez que lo hacían en público. Fue el inicio de una historia que se mantiene.

El diario El Noticiero Universal explicó que «tripularon el bote salvavidas en una serie de interesantes y notables ejercicios, simulando un accidente en mar gruesa, y volcando la barca, quedando con la quilla al aire y con toda la tripulación bajo el agua, para luego volver a ponerla a flote con todos en su sitio, como por arte de magia, siendo ovacionados repetidas veces por su gran habilidad y perfecto dominio del agua y de la embarcación».
El ABC explicó que «Terminada la regata, los tripulantes de Calafell efectuaron unos ejercicios con su embarcación, dando la vuelta de campana a la misma varias veces, quedando la quilla al sol».
Aquellos marineros iniciaron una historia que perdura y espera el reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de l Humanidad por la Unesco. Porque más allá de los giros en el mar, el Bot une a los vecinos. Aquella barca ayudó a muchos marineros. Hoy luce junto a la cofradía de pescadores y sigue dando sus giros. Con nuevas tripulaciones por las que han pasado generaciones.

El Bot Salvavides de Calafell fue una histórica barca de rescate de marineros que llegó a la localidad en 1920. Aquella embarcación salvó a muchos pescadores. Los vecinos se la hicieron suya porque su objetivo era salvar a la gente. La modernidad la arrinconó en 1954. Con el declive de la pesca y el auge del turismo el Bot quedó en el olvido y comenzó su deterioro.
En 1975 fue trasladado a Tarragona para exhibirse en un museo etnológico del mar que no llegó a construirse. En esos terrenos la degradación fue acelerada e incluso sufrió un incendio. Un grupo de vecinos, al ver su estado, impulsó una inciativa para que la barca regresase a Calafell. Lo hizo con una gran fiesta popular Era 1989.
Desde un primer momento fue un símbolo muy apreciado por los vecinos. Y un elemento cultural de Calafell por sus giros en el mar en las jornadas festivas
El Ayuntamiento hizo una réplica que se exhibe en la playa, junto a la cofradía de pescadores. Allí recuerda una historia de rescate de pescadores en una época en la que Calafell vivía del mar.
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