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    Cada verano se producen tres lesiones medulares por malas zambullidas en la provincia de Tarragona

    Las consecuencias de estos traumatismos son dramáticas, pues en el peor de los casos acaban en tetraplejia o muerte. Ocurre en hombres de 15 a 40 años, en piscinas y en la playa

    11 julio 2022 20:17 | Actualizado a 12 julio 2022 07:00
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    Tres puede ser poco o puede ser mucho, depende de como se mire. Tres son los pacientes con lesiones medulares provocadas por malas zambullidas en piscinas y playas que cada verano tratan en el Hospital Joan XXIII de Tarragona. Las víctimas son hombres de entre 15 y 40 años. Durante la pandemia los casos han disminuido, pero desde el centro hospitalario muestran su preocupación por un verano en el que se recupera el turismo y la gente parece que está más «desinhibida».

    La médula espinal constituye la vía principal por la que el cerebro recibe información del resto del organismo y envía las órdenes que regulan los movimientos, con lo que una lesión en ésta puede acarrear, en el mejor de los casos, dolor neuropático –crónico e intenso debido a que el nervio está dañado–, y en el peor de los casos que la víctima quede tetrapléjica, es decir, la pérdida parcial o completa de la función de las extremidades superiores e inferiores y el control del tronco, tanto a nivel sensitivo como motor, o muera.

    Las doctoras Anna Marsol, responsable de la Unitat de Cirurgia de Columna del Servei de Cirurgia Ortopèdica i Traumatologia, y Patricia Mínguez, adjunta de Rehabilitació y especialista en Pacient Neurològic del Hospital Joan XXIII de Tarragona, coinciden en que las lesiones medulares son «muy dramáticas», y las que se producen al lanzarse de cabeza a la piscina o al mar «se pueden evitar». Cabe destacar que Joan XXIII es el hospital de referencia de la provincia en lesiones medulares, aunque hay veces que el SEM envía a los pacientes directamente a Barcelona, con lo que en la demarcación se pueden dar más casos de los que registra el hospital tarraconense.

    «El problema no es el número de lesiones medulares por zambullidas, el problema es que es una lesión en la médula espinal para toda la vida», señala la doctora Marsol, que añade que «es muy grave». Hay diferentes niveles y, según explica Mínguez, «en los casos más complejos una persona no solo podría perder el control sobre los brazos y las piernas, sino que sería totalmente dependiente para todo, pues perdería también el control del intestino y de la vejiga». Y en función de la gravedad de la lesión la víctima también podría necesitar respiración asistida o incluso podría llegar a morir, apunta Marsol.

    Por otro lado, en el mejor de los casos, es decir, en lesiones medulares incompletas en que sí hay traspaso de información del cerebro al resto del organismo, «podrían caminar, pero tendrían problemas de dolor, a veces muy severo, o problemas de espasticidad, es decir, una musculatura muy tensa y rígida», explica Mínguez. «Además en la médula queda una cicatriz que hace que la información pase de forma no correcta, y puedas mover un brazo o una pierna más o menos, puede ser muy parcial o muy total, pero incluso en el mejor de los escenarios es una lesión grave, y más teniendo en cuenta que ocurre en gente joven», añade Marsol.

    Las doctoras explican que estos traumatismos se producen al tirarse de cabeza en una piscina con poca agua, desde rocas al mar o en la misma orilla de la playa. Cada verano suelen tener también pacientes turistas que hacen ‘balconing’, que es tirarse a la piscina desde un balcón. «La lesión consiste en que el cuello hace una hiperflexión y las vértebras se desplazan», explica Marsol, que señala que «entonces se operan para estabilizar la columna cervical y poner el canal medular en las mejores condiciones posibles e intentar favorecer la recuperación medular y la capacidad de pasar información del cerebro al organismo».

    Las médicas insisten que «son lesiones muy dramáticas, también a nivel familiar, porque ocurren en gente muy joven». «La víctima se tiene que cambiar de casa o adaptarla a su nueva situación y de repente necesitas un cuidador a todas horas. Te cambia la vida», comentan.

    Este verano todavía no ha habido ninguna lesión medular por zambullida en Joan XXIII, pero Marsol asegura que «estamos preocupadas por este verano, porque tenemos la sensación de que con el aumento de la movilidad y la vuelta del turismo pueden incrementarse los casos, como está ocurriendo con los accidentes de coche en fin de semana».

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