El homenaje pendiente de los Nens del Vendrell a Pau Casals

Pau Casals siempre llevó en el corazón a su colla castellera Nens del Vendrell. Cuando la colla visitó en 1966 al violoncelista ya exiliado en Prada de Conflent, fue una gran emoción para Casals.

Años antes, en 1960, la colla castellera Nens del Vendrell intentó una primera visita que no prosperó. En 1964 por iniciativa de Josep Esteve Oliva, Pep Casalta y del cap de colla de los Nens, Jan Julivert, hizo castells por los festivales de música de Prada.

Los Nens pudieron volver de nuevo a Prada en 1966 gracias a la intervención del gobernador civil de Vitoria Luís Martín Ballesteros que tenía casa en Sant Salvador. Ballesteros sugirió solicitar un pasaporte colectivo y explicar que el viaje era a Lourdes con una peregrinación de la parroquia de El Vendrell.

El viaje lo hicieron la Parròquia de Sant Salvador, el Cor Lira Vendrellenca, los castellers Nens del Vendrell, el Cor Orfeó Parroquial y los Dansaires del Penedès.

Aquel 7 de agosto los Nens levantaron dos pilares para Casals. También frente a su balcón un pilar de cuatro y en lo alto el músico abrazó al enxaneta y le regaló su pipa. «Cuando vuelva a casa me tenéis que hacer un 3 de 8», dijo Casals. Todos recuerdan a Casals emocionado y añorado.

Esta fue una de tantas muestras de los lazos de Casals y los Nens de El Vendrell que allí donde van llevan con orgullo el nombre del maestro.

La colla castellera tenía prevista una jornada el pasado año 2020 que impidió la pandemia. La fecha coincidía con el centenario de la creación de la Orquestra Pau Casals.

Ahora podrá celebrarse el 8 de mayo en la plaza Nova de El Vendrell, cerca de la casa natal de Pau Casals y junto a la estatua dedicada al maestro. Además de los Nens del Vendrell participarán la Colla Jove dels Xiquets de Tarragona, los Castellers de la Vila de Gràcia y los Castellers de la Il·lusió.

Casals fue el compositor en 1900 de la partitura toc de castells que tituló Los Xiquets de Valls y que perdura hasta hoy Su pasión por los castells le llevó a presidir el concurso de Tarragona en 1932 y 1933.

Cuando optó por el exilio en protesta por el régimen franquista, tanto en Prada como el Puerto Rico siempre conservó una fotografía de los castellers.