'El rescate siempre fue viable, aunque había mucho riesgo'

Sofía Gutiérrez y Adrià Cunyat salvaron la vida de un hombre que se precipitó en el Roquer de Torredembarra

21 junio 2021 21:40 | Actualizado a 26 junio 2021 06:07
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Sofía Gutiérrez todavía tiene un recuerdo preciso de lo ocurrido en la zona del roquer, los acantilados de Torredembarra. Aquel jueves 17 de junio, posiblemente esta joven de 25 años afincada en La Pobla de Montornès salvó la vida de un hombre que se había precipitado al mar, quedando atrapado en las rocas situadas a los pies del acantilado.

No actuó sola. Lo hizo acompañada de Adrià Cunyat, otro joven socorrista de 22 años de Sort, que combina los inviernos en las pistas de esquí y los veranos en las playas de Tarragona, desde hace cuatro temporadas. Si Sofía es socorrista experimentada, Adrià, además, tiene desde este año el título de patrón y con él puede conducir las motos acuáticas y las dos embarcaciones semirígidas que dispone la Creu Roja, para la que trabajan ambos. 

La llamada de emergencia

Salvamento Marítimo avisó de una emergencia poco después de la una de la tarde, un día de lluvia, viento y mar de fondo. «Estábamos Adrià y yo en la base de Tamarit cuando recibimos la llamada de Salvamento Marítimo», cuenta la socorrista, con 5 años de experiencia en playas, piscinas y parques acuáticos de la Costa Daurada.

Los dos socorristas salieron de la base de Creu Roja de La Móra  hasta Torredembarra con una moto acuática. Luego llegaría por mar la Calypso, la lancha semirígida de la ONG, y la patrullera de la Guardia Civil. Por tierra se activó la Policía Local, SEM y Mossos y finalmente por aire llegó (por decisión de Sofía y Adrià) el helicóptero para evacuar al herido hasta el hospital Joan XXIII.

Los dos compañeros de la Creu Roja llegaron los primeros para auxiliar a la víctima, que estaba subido a una roca. «La primera decisión que tomamos fue que me acercaría a la víctima, le colocaría el floppy (para ayudar a la víctima a mantenerse a flote) atado a la cintura y con la bolsa de rescate Adrià nos sacaría de la zona de peligro», cuenta Sofía.

La socorrista empezó a nadar entre olas de dos metros y con una fuerza de descarga hacia las rocas muy alta. Se dio cuenta Sofía que la tarea sería complicada. Y más cuando vio que calzada con aletas no podía subirse al peñasco. «Decidí dar media vuelta, quitarme las aletas y volver a por él», explica.

La segunda vez que se tiró al agua sí logró agarrarse a la roca y alcanzar a la víctima, que presa del pánico y por su corpulencia, «fue imposible colocarle el floppy», explica. Ante esta situación, Sofía y Adrià decidieron activar al helicóptero de Salvamento Marítimo, ya que era la única forma de extraer a la víctima del acantilado con éxito. Y más cuando una de las olas se lo ‘tragó’ y le provocó una fuerte contusión en la cabeza poco antes de su evacuación aérea.

Mientras esperaban el helicóptero, Adrià mantenía estable la moto lo más cerca posible de las rocas y atento a si necesitaba ayuda Sofía. «Cuando se tiró al agua para ayudar a la víctima, ella mandaba en la operación y yo aportaba una visión desde la distancia para poder guiarla en caso de necesidad», explica el patrón.

«La situación fue de mucho riesgo, pero viable. Si la víctima hubiera colaborado posiblemente lo hubiéramos sacado por mar como era nuestra intención. Pero ante su estado de agitación, decidimos activar el helicóptero», subraya la joven socorrista.

Jóvenes con mucha experiencia

La llegada del helicóptero provocó otra situación de peligro. La aeronave esperó a que la socorrista se alejara de las rocas para activar la cuerda y rescatar al hombre. Fue entonces cuando «hubo un oleaje más fuerte y más alto que aumentó la dificultad», afirma Sofía, que asegura no haber pasado miedo porque «estaban allí mis compañeros por mar, tierra y aire».

Sofía admite que en los 5 años de profesión es el tercer rescate complejo en el que ha actuado. Uno fue en la playa del Canyadell, donde un joven de 24 años se tiró desde unas rocas sin profundidad causándole graves heridas en la columna y cabeza. La segunda actuación fue en una piscina en Salou, donde atendió con éxito a una mujer que le entró agua por el agujero de una traqueotomía. Para Adrià, «este quizá sea el rescate más espectacular, pero ya he vivido otras actuaciones donde la presencia de un socorrista ha sido esencial».

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